En un momento de la conversación le dije a la Baronesa Thyssen “mire, yo pincho un poco, pero me gustaría besarla”, y ella no sólo accedió sino que dijo que yo era \»encantador\».
La verdad es que no me la esperaba tan guapa y simpática. Eso sí, yo fui muy prudente. Cuando el altísimo cargo de una Institución Cultural de renombre de la ciudad me preguntó a qué me dedicaba, para “introducirme” a la Baronesa, y yo se lo conté, me dijo “mira, mejor te presentamos como escritor a secas”, y que mi formación en terapia de pareja, así como otros detalles, la pasarían por alto, no fuera que ella pensara que la cosa iba con segundas.
De todos modos yo no tenía ninguna intención de hablar ni de mí (aunque parezca mentira) ni de su familia, pues bastantes líos entre padres e hijos veo ya por las mañanas como para hacer horas extras durante las fiestas nocturnas.
La Musa Tímida dice que desaproveché una oportunidad de oro para ampliar mis conocimientos sobre las fascinantes relaciones suegra – nuera. Sin embargo, yo creo que esa misma mañana ya había llenado mi cupo al haber tenido que tratar con una suegra enfurecida porque su nuera adolescente le había hecho a su hijo (un menor de edad afectado por un problema cardiovascular grave y tratado con sintrom) un chupetón en el cuello que se había convertido en un derrame del tamaño de Mongolia.
Dudo que la Sra. Cervera pudiera ilustrarme más que dicha usuaria, que me espetó finalmente: “bueno, es verdad, no me voy a enfadar con esta nuera, pues mi hijo es tan joven que aún tiene que tocar 20.000 panderos antes de encontrar a la definitiva. Cuando tenga a la definitiva ya hablaremos”.
La Musa Mexicana tampoco entendía mi fascinación por Tita (pese a que yo le expliqué la anécdota de su encadenamiento a un árbol cual Juana de Arco posmoderna) y bastante hacía con aguantar estoicamente sobre sus tacones (según ella, un invento del diablo). De hecho, en cuanto se fueron las autoridades sacó de su bolso unas chanclas y se las puso.
Al menos ese día fue al cóctel con un vestido (regalado por una amiga con la condición de que lo usara esa noche), porque no sería la primera vez que hace acto de presencia en un acto importante con mallas y una camiseta de propaganda. “¿Acaso lo que tienen que valorar de mí no es mi cerebro? Además, si yo pudiera, iría todo el día desnuda” (damos fe) suele decirnos.
Y como no había manera de convencerla, le tiramos la camiseta de propaganda. Porque sí, su cerebro es un paradigma, pero ella tiene que aprender que cuando va con un vestido –especialmente si es escotado- su poder de convicción aumenta. Palabra.
Menos aún le preocupa el tema “suegras”. Ella tiene una máxima: si viven lejos y /o cocinan mal, directamente no pierde el tiempo con ellas. “Que lo hagan sus hijos, pues bastante tiene cada uno con su madre como para tener que estar pendiente de las de otros” (a no ser que cocinen bien, pues entonces hace los kilómetros que hagan falta).
Supongo que la Musa Mexicana está más curtida que otras de mis amigas…
Sin ir más lejos, la otra tarde estuve con una que andaba desesperada porque no sabía cómo gestionar su situación amorosa. A saber: tiene un novio guapo, fornido, fantástico en la cama… pero tremendamente celoso. Irónicamente lo que no sabe el hombre es que mi amiga tiene otro novio.
Lo curioso del caso es que mi amiga se ha juntado con dos no porque quiera, sino porque el otro (un aprendiz de yogi recién llegado de la India) se niega a que le dejen. Según ella, ha intentado romper la relación por todos los medios, incluido por mail, sin éxito: “no dejes a nadie por mail, Agustín, no te lo aceptan”. Y luego ella, que coge fácilmente cariño a la gente y le cuesta desprenderse, dice que ya no insiste en dejarlo porque le da un poco de “cosa”.
Así que los mantiene a los dos, pero dice que es un estrés y que lo peor es que le salen granos. Y eso sí que no.
Mi amiga es guapa, ingeniosa, inteligente… pero tiene que aprender a gestionar su sex appeal, que es una gran virtud, y su extraña capacidad para ennoviarse con gente un poco tarada. Claro que después de hablar con distintas personas, eso parece algo común en nuestros días.
Al menos ella va bien servida (“sí chico, pero es que no tengo ni un día de respiro” –vamos, que todo en exceso puede cansar, venía a decir, hablando en plata), no como una que conocí en otra fiesta, y que muy resuelta explicaba sin rubor que siempre iba a dar con tipos pésimos en lo relativo a las artes amatorias (¿veis que fino me pongo cuando quiero?).
Su última frase antes de despedirse fue tremenda –como ella- “yo creo que el día que encuentre a alguien que me trabaje bien me caso y no lo suelto”. Le deseamos toda la suerte del mundo.
Y a vosotr@s os deseo también toda la suerte en estos tiempos inciertos tan plagados de pesimismo, y que encontréis lo que amáis, que sigáis alocad@s (¿existe algún deseo mejor?), utilizando las palabras del discurso de Steve Jobs, que nos recordaba cómo todos nosotros seremos “eliminados”.
Se han ido Steve Jobs y también la Musa Deshojada, dos personas fascinantes y visionarias. Quién sabe si ahora están departiendo en una conversación formidable, aderezada con pimientos rellenos.
Nos han dejado su ejemplo y su legado. Personalmente me siento honrado y agradecido por haber podido disfrutar, apoyarme, reír y aprender de Pilar. Va por ti, Musa. Porque las Musas son eternas.
Me imagino un encuentro con la baronesa como un momento genial. Desde luego ordinario no parece que vaya a ser. Y un encuentro de tu musa desnuda o, peor, con mallas y camiseta de propaganda y Tisa como un choque interestelar. Seguro que se entenderían muy bien.
Me ha emocionado mucho tu dedicatoria a Pilar. Un beso para la Musa Deshojada y sobre todo para los que aquí se quedan sin ella.
Genial UtTD, sí fue un momento total. Y ese encuentro entre la Musa con semejante look y la Sra. Cervera también lo hubiera sido. Me alegra que te gustara la dedicatoria final. La Musa Deshojada era alguien tan excepcional que cualquier mención a ella exige la responsabilidad de estar a la altura. ¡Besos!
Dear Agustin,
Lo siento debe ser por lo de asesora de imagen, pero es pensar en la baronesa y solo me vienen «brillos» a la mente. No digo yo, que no sea simpatica, agradable y merecedora de buen trato, pero por favor, la próxima vez avisa y te doy unos polvos mate que le irian fantasticos y tu ya ves como se los cuelas en el bolso…esa cara brillantiiiiiisiiima que luce siempre.
Bueno, si se dejo «pinchar» por ti, eso la humaniza…hay tanta estirada suelta.
Por cierto y hablando de suegra, la mia monisiiiima, ni nos llama en meses, y cuando coincidimos en algun cumpleaños familiar nos dice «Cómo yo sé que siempre estáis bien». Toma ya. Eso es sentenciar y lo demás tonterias.
Beso gordo.
Adorada Alicia, qué placer es leerte siempre por aquí. Te hubiera sorprendido la Baronesa, pues iba muy bien maquillada (¿habrá cambiado de asesor?). Ah, y enhorabuena por tu suegra, eso es un regalo del Universo y lo demás tonterías. ¡Besos!
Magnífico post, como siempre.Me hubiera gustado asistir a la conversación de dos personas tan dispares como tú y la Baronesa, ya que ésta no estará tan acostumbrada a encontrar gente tan interesante como tú y se quedaría fascinada (si es que es inteligente). Un beso HKB y siento mucho tu pérdida de Pilar.
Adorada María. Si es que cada vez me encantas más. Gracias por tus palabras.
Tiene usted que explicar mejor eso de «introducirle» a la Baronesa. ¿Cómo, quién y por dónde se la iba a introducir? No deje usted que le introduzcan cosas de cualquier manera, a tontas y a locas, que nunca se sabe: se toma dos copas de cava ¡y hala!, se deja usted hacer de todo. Pero suscribo plenamente el comentario de María: «no estará tan acostumbrada a encontrar gente tan interesante como tú y se quedaría fascinada (si es que es inteligente)». Y exijo públicamente la reproducción íntegra de la conversación con la Baronesa; si es necesario lo haré por vía judicial. Porque usted tiene la obligación moral de contarlo todo, todo, todo: modelo, perfume, joyas, complementos…
Si no lo cuenta en el próximo post tendrá noticias de mis abogados (uy, qué ganas tenía de decir esta frase). Mientras llega ese momento, sepa que le admiro y le envidio a partes iguales.
Jajaja. Es usted genial. Y seguro que sus abogados también lo serán 😉 . Creo que lo mejor es que se lo cuente de viva voz, que da más juego. En cuanto a que puedan abusar de mí mediante el alcohol, no sufra. Si fuera con dinero otro gallo cantaría, pero con el alcohol no hay problema, jaja. La catalanidad, ya me entiende.
Agustín, iba a hacer un comentario acerca de este nuevo post tan ingenioso y divertido como los demás, pero el final me ha dejado un poco tristona y he cambiado de opinión. Sólo voy a enviarte un beso (si me lo permites).Y mucho ánimo.
Mil gracias por tu afecto (que sienta fenomenal) y por seguirme. ¡Eres un sol!
Querido Agustín: La musa gallega tampoco entiende tu fijación con Tita. Un abrazo.
Jajaja. Veo que mis filias son polémicas 😉 ¡Besos!
Ai querido Agustín que bien me ha hecho reirme un ratito con tus anécdotas titenses..estos días he tenido que decirle adiós a mi iaia, se ha ido, y con ella el gran referente en mi vida..mujer de carácter, com solia decirle: Genio y figura hasta la sepultura..no creo que vuelva a encontrar otro mujer tant fuerte y decidida…ahora sólo nos queda su recuerdo y la felicidad e infancia que nos dió.
Petons
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