¿Es posible hacer callar a alguien que habla incluso debajo del agua? Sí.
¿Cómo? Cuando no hay más opción.
¿Y qué poderosos efectos tiene sobre el cosmos? Entre pocos y ninguno. Pero descoloca al cotorra y a su entorno.
Amig@, hoy voy a contaros una historia real a través de esas hermosas frases célebres que ensalzan la ausencia de palabra.
No digas nada si lo que vas a decir no es más hermoso que el silencio.
Yo era como cualquier egocéntrico local, que hablaba sin respetar belleza de silencios ni penitencios. Y que disfrutaba del enorme placer de creer haber dicho la sentencia más ingeniosa (obviamente no siempre era real, pero qué más da). Ahora mi vida cambió.
En boca cerrada no entran moscas.
En la mía ni plancton. Así de hierático he de estar. ¿Imagináis al Pato Donald forzando pómulos? Ése es mi rictus actual.
El silencio es la réplica más aguda.
De ser así probablemente no ha habido más agudo que yo últimamente. Y os puedo asegurar que por dentro casi reviento teniendo que estar tan callado. Pero por lo visto da un aire de misterio, inteligencia y “escucha activa” muy sugerente. ¡Probadlo! Pero poned mirada astuta y ojillos entrecerrados al interlocutor, si no simplemente tendréis cara de alelado perenne.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
¿Ausente? En otra dimensión estoy. Pero parece que sí, que funciona. Te conviertes en la pareja ideal. No replicas, no corriges. Al principio lo intentas por whatsapp pero como es muy cansado y el corrector te va traicionando, optas por ceder. ¡Y qué éxito! Despiertas ternura, sensibilidad. El romanticismo incrementa con esa apariencia vulnerable, esos silencios y aquellos dulces movimientos de cabeza.
Ah, y como hijo, el mismo resultado. Pero con la ventaja de que ya no te llaman cada dos por tres porque total, no sirve de nada. Mi vida familiar es un whatsapp.
Calladito estás más guapo.
Fijo. Debe de ser eso, porque si no no lo entiendo. Precisamente estos días me han invitado a más eventos que nunca (a los ineludibles he acudido brevemente y silencioso, aumentando el aura de misterio y los piropos, os lo aseguro).
E incluso MUJI me ha enviado un paquete personalizado y me ha invitado a conocer su MUJI to GO. ¿Sabrá que soy fan desde que la conocí? ¿Que uno de mis lugares preferidos en Tokyo es su café en Shinjuku? ¿O que viajar es lo que más me gusta después de tener la razón?
En todo caso da la sensación de que al final voy a tener que agradecer que mi postoperatorio esté yendo peor que la economía del país. Y eso que no puedo ni hablar, ni gesticular… ¡ni siquiera estornudar! Lo que para un alérgico megalomaniaco es un reto, os lo aseguro.
Eso sí, en cuanto mi paladar se recupere, tendré una sonrisa fabulosa, y un mundo interior que ni el de Lindsay Lohan tras meditar en el chabolo. ¡Que tiemble Al Gore!
Disfrutad de los silencios, que nos ayudan a meditar, y… ¡Sed muy Felices!
¡Nos vemos en Instagram !
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El silencio tiene sus bondades sin duda, pero no es oro todo lo que calla. Una frase reveladora:
El silencio es como el viento: atiza los grandes malentendidos y no extingue más que los pequeños.
Ea… ¡muchos ánimos!
¡Pedazo de frase! Me gusta que alguien desmitifique el silencio. ¡Así se hace! Muchos besos 🙂
Yo quiero saber qué había en la caja de Muji!! 🙂
Mucho ánimo, me encanta que veas el lado positivo de todo… Ya te desquitarás en breve, cuando estés totalmente recuperado!! haremos quedadas sólo pa que nos hables tú… prometido…
Un beso
Ay, Regina, pero mira que eres maja. Cuidado con lo que ofreces, ¡que te tomo la palabra! jaja. ¡Besos!
Eres un experto en titulares literarios. Bien. Muy Bien.
¡Gracias! Eres un sol 🙂
Me encantan tus símiles cinematográficos. A mí personalmente me gusta más cuando hablas…que cuando callas y me disgusta más si es por un postpoperatorio transilvánico.
Un abrazo. 😉
Jajaja. Qué bueno oír eso. Pues nada, en cuanto me recupere, ¡a hablar por los codos! Besos besos besos.