Dormir está sobrevalorado. ¿Quién necesita dormir? Por favor, qué vulgaridad. Eso es de principiantes.
Afortunadamente esta ola de calor nos lo pone fácil. Al menos a los que no tenemos aire acondicionado.
Gracias al bochornocturno muchos pueden dedicarse al tan necesario pluriempleo que recomienda la precariedad laboral. ¡Los autónomos están de enhorabuena!
En nuestro caso, al vivir en el centro de la ciudad todo son ventajas. Abres la ventana buscando corriente de aire y te llega la inconfundible melodía de los turistas borrachos experimentando –y pregonando- la plena felicidad mediterránea (aunque he de decir que lo prefiero a cuando la plaza estaba cuajadita de bandas y maleantes).
Así que tienes dos opciones: encerrarte cual tupper en el microondas y constatar que dormir es una quimera mientras te cueces al vapor, o aprovechar que habitas el casco antiguo para acercarte a las fiestas que se organizan por estas fechas.
Desde picnics en la playa con La Traviata de fondo (el Liceu organizó una retransmisión fantástica la otra noche), cócteles de presentación en hoteles escondidos (qué gozada la OFF PARTY – Fashion Experience de M&G Agents y NEO2) a fiestones en un Beach Garden en los que te sientes tan afortunado como el vino que las organiza y donde terminas bailando “Don Diablo, o Julio Iglesias” mientras ríes y cenas fideuá de madrugada.
Todo ello teniendo que madrugar para ir a trabajar a la mañana siguiente, of course. Hay quien desayuna leche con cereales, yo café con ibuprofeno.
¿Y si no hay evento? Pues nada mejor que emplear el insomnio en casa alternando maratones de tus series preferidas con clases de japonés vía Youtube.
Sí, amigos, llevamos una temporadita preparando nuestro segundo viaje al País del Sol Naciente e intentando aprender japonés gracias las señoritas de la Japan Society. Terminamos de cenar y… ¡a tomar apuntes mientras repetimos la lección!
Lo que mejor llevo es el vestuario, pero no el vocabulario, sino la cantidad de ropa que he adquirido con el objetivo de ir tan estupendo como los japoneses por sus calles. Se me fue, verdaderamente, de las manos. Culparé al insomnio, que no me deja pensar.
En cuanto al idioma, de momento hemos podido fijar algunas cosas básicas que junto a una gran sonrisa (este año ya no viajamos con ortodoncia) nos convertirán en turistas adorables.
Irónicamente una de las frases que más nos cuesta aprender es: “buenas noches, me voy a dormir”. ¿Por qué será? Bueno, eso y los días del mes, que son más difíciles que escalar el Monte Fuji con calzado de geisha.
Total, que entre unas cosas y las otras llego cada día al trabajo con un lío mental que para qué. Pero como gran parte de la plantilla anda también empanada por la falta de sueño generalizada mis perjudicadas neuronas pasan desapercibidas.
Sí, amigos, toda Barcelona se ha convertido en una sartén por la que transitan hordas de turistas y habitantes cual zombis al sol. Ya descansaremos y nos quejaremos del frío más adelante, que winter is coming.
Por lo pronto parafrasearé las acertadas palabras de Anitapatatafrit: \»Le debo tantas horas de sueño a mi cuerpo que se va a ir con otro…\»
¡Ay! No sé si necesito un aire acondicionado o una vida acondicionada.
Descansad, disfrutad… ¡y sed muy felices!
¡Nos vemos en Instagram !
🙂 Grupo de Hong Kong Blues en FACEBOOK.
¡Ay! Esas noches recocido nocturno con algarabía ambiental no las recomienda ni el dentista que sí aconsejaba los chicles con azúcar. ¡Qué horror! Pero parece que a ti te inspiran… aunque no quiero ni pensar lo que es el levantarse al día siguiente. Pero míralo de este modo: a más calor, más carne expuesta. ;-P
Cuánta razón tienes. He de poner al punto la carne, vaya que no luzca el plato. Besos acalorados 🙂
Querido HKB: disfruta cuanto puedas, aunque se te caiga el ojo de sueño, pero esta vez no son tus saraos lo que más´envidia me da, sino tu viaje a Japón.
Un abrazo!
Muchas gracias ADORADA. Yo sé que me repito: ¡pero es que este viaje ha sido un regalo! BESOS. Ganas de verte.
Ir a Japón es algo que no me he planteado. Ya no estoy en edad de pasar tantas horas en un avión. Será inolvidable, estoy segura.
Querida compañera: a veces es más llevadero un viaje en avión que en autocar. Por si te animas… ¡BESOS!