Mi estatus actual es de Marioliendres. Y de Musarropado. Y de Almodóvar-se-queda-corto. Pues tengo a las Musas en pie de (y a un pie de) clínica mental.
Una se ha empeñado en que para distraerme nada mejor que llevarme a antros lésbicos (preguntadle a ella por qué). Así que ahí tendríais que verme, cantando el amante bandido y a Shakira, rodeado de lo mejor y lo peor del mundo bollo, y de cuatro portugueses heteros desorientados (a los que tuve que sacar de su asombro).
Mucha decoración de taller mecánico. Mucha cerveza (y yo a \»sin alcohol\», imaginad cómo me miraban). Casi ningún hombre. Y lo mejor de todo: el baño de caballeros siempre libre. ¿Por qué? ¡Quién sabe y qué más da! ¡Encontré mi bar perfecto!
Una cosa que diferencia enormemente el mundo lésbico del gay es lo directas que son las mujeres. Ellas entran, se presentan, se marcan un rito de seducción y, si hace falta, se/te insultan. Pero no por la pantalla, a la cara. Todo es mucho más humano y más intenso. Claro que, en ocasiones, intenso se queda corto.
Conmigo han sido un amor y la mar de acogedoras. Creo que les voy a pedir asilo (o adopción) mientras no pongan reggaetón.
Tengo otro par de Musas que me están ayudando a enfocarme en mis capacidades y deseos. Todo iba bien (o normal) hasta que hubo que “invocar”. ¿Cómo que invocar? ¿Al Universo? ¿A Dios? Y ahí es donde me enteré que una de las Musas, a esa “entidad” la llama Luis. ¿¡Luis!? ¿Cómo que Luis? Pues sí. Cosas de las Musas.
Si me veis por ahí pidiéndole a Luis por esto o aquello, con la mirada al cielo, ya sabéis.
El resto se ha lanzado, directamente, a la maravillosa e impagable tarea de mimarme y hacerme reír. En ocasiones, involuntariamente.
Como cuando me enteré de que varias de ellas se fueron juntas a celebrar sus respectivos cumpleaños a Oporto y acabaron un tanto bebidas en un club de fado. Escuchando a la fadista les entró tal punto de “tía, cuánto te quiero” y de emoción al cuadrado que se pusieron a llorar como magdalenas. Tanto lloraban que el público hacia “¡shhhhht! ¡Shhhht!” y la fadista, en una pausa, fue a su mesa a… ¡consolarlas!
Para que luego digan que el fado no tiene consuelo. Yo, de momento, la preocupación que tengo es no tener contecho, pues han de venir a mirar las vigas de madera del edificio, ante el riesgo de termitas. Voy a pedirle a Luis que se enrolle y las tenga divinas. Las vigas. Las Musas ya lo son.
¡Enfocaos y Sed muy Felices!
Seguimos en contacto vía Instagram (@agustinkong)
🙂 Grupo de Hong Kong Blues en FACEBOOK.
¡Qué equipazo, el de tus musas! Ni el Real Madrid de la dictadura…
Jajaja. ¡Y que lo digas!
¡Qué bien acompañado! Me encantan tus looks para la 080 (bueno, todos) pero sobretodo las ideas que intentas transmitir con ellas.
¡Un abrazo!
Gemma
The Style Collector
¡Muchas gracias Gemma! ¡Y qué placer saber de ti! ¡FAN tuyo total! Besos
Querido HKB: qué suerte estar tan bien escoltado, sobre todo por gente divertida que a estas alturas es lo que uno quiere, digo yo…que Luis te acompañe, aunque Victor ya lo hace bastante bien!!.
Un abrazoooo!!
Jajaja. Sí, estoy muy bien escoltado, la verdad. Nada como la gente que sabe llorar y reír. Como tú. ¡Besos compañera!
Yo no quiero una musa. Quiero un muso en buen uso. Un abrazo
Jajaja. ¡Pues yo deseo que te llegue! ¡Besos!