Hambre y Feminismo

 

– Pónganos toda la primera página, por favor.

-¿Cómo? ¿Perdonen? ¡¿Todos los platos de la primera página?! ¿Para cuatro personas?

–Sí, señorita.

-Esto… ¿seguro?

-Bueno, y también el salteado de verduras variadas que aparece más adelante.

 

La cara de la camarera era para filmarla. Jamás vi unos ojos orientales más abiertos. Creo que aquella noche batimos un récord y nos convertimos en clientes para el recuerdo.

Es lo que tiene: 1. Que te apasione la comida asiática. 2. Tener unos amigos a los que les guste tanto disfrutar de la comida como a nosotros. 3. Dar con un restaurante asiático auténtico, barato y prácticamente desconocido para el resto de la gente.

 

Finalmente hicimos caso a la camarera y hubo dos sopas que no pedimos, pero a cambio ordenamos ración doble de los Xiaolongbao estilo Shanghái. Rodeados de chinos, nos quedamos hasta que el restaurante cerró.

Y eso que dicen que la medicación que me han recetado desde la baja puede dar anorexia. ¡Ja! ¡Otros síntomas sí, pero ése imposible!

 

Mi genética acumula tanta hambre de la posguerra que dudo que la química pueda con ella. Por cierto que esa misma genética y educación me impiden tirar comida, ante el riesgo de que se me aparezca mi abuela y toda su generación para mortificarme (con razón).

 

Dado que tengo tiempo, hambre, incapacidad de ahorro y un marido al que le gusta más ir de restaurantes (cosas de su genética también) que acudir a un concierto de los Red Hot Chili Peppers (bueno, ahora que lo pienso, no sé qué pesaría más en su balanza) decidí, al igual que hago en este blog, volcar mis impresiones en TripAdvisor.

¡Imaginad a cuántos establecimientos habremos ido que hace poco TripAdvisor me escribió para decirme que soy uno de los “críticos” que más lectores tiene en Barcelona!

 

Alucino. Las cosas que me están sucediendo en esta etapa de mi vida son de lo más sorprendentes.

Recuerdo cuando la Musa Deshojada me decía: Agustín, tú no te preocupes, que el hambre lleva a la comida.

Quién iba a imaginar que el hambre y la comida me conducirían a estos puertos.

 

Habrá que tener fe entonces, y pensar que el hambre por la igualdad entre géneros  también nos llevará a un mejor escenario.

Un lugar que nos recuerde por qué sabiduría, libertad o igualdad tienen nombre de mujer.

Vivan las mujeres. Vivan l@s feministas.

 

¡Y sed muy Felices!

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