Existe una Verdad Universal: tu madre siempre te verá mal peinado y demasiado delgado.
Lady Laca, que ha abandonado toda esperanza en cuanto a mi aspecto capilar, no desiste, en cambio, en el camino para enlozanarme. Y para ello se vale de la artillería pesada: me ha enviado una tonelada de fiambres del pueblo.
Total, que estos días he comido tanto relleno, longaniza, morcilla y chistorra que supuro tocino. Tengo la cara plagadita de granos de pus. Pero mi madre encantada: ¡tranquilo, con una crema eso se pasa rápido! ¡Y así coges unos kilitos!
Ella juega con ventaja, pues sabe que nos ponen un bufé libre enfrente (ya sea de embutidos o de plancton) y no pararemos hasta reventar. Es una tradición familiar.
Y ya me está avisando: de camino vienen unos pasteles de carne. Y no puede quedar nada.
Yo no estoy por la labor de llevarle la contraria, pues sé que me lo dice desde el cariño. O quizá debería decir: desde el cariNo. Y ahora entenderéis por qué lo digo.
En mitad de nuestra última conversación telefónica… me hizo una confesión respecto a su whatsapp.
Lady Laca, al igual que tantas otras madres, ha abrazado el whatsapp con la misma pasión que achucharía a Julio Iglesias (o más), y ya forma parte de tantos grupos que corre el riesgo de multiplicarse por gemación.
Así, desde hace un tiempo me envía mensajes, emoticonos (muy bien elegidos, la verdad) y vídeos de Benidorm (“como sé que te gusta la arquitectura…”).
Pero de lo que yo no me había percatado es que todos sus mensajes entrañaban un secreto.
Lady Laca me acaba de comunicar que: ¡finalmente ha aprendido a escribir la “ñ” en el whatsapp! ¡Hasta ahora se las había ingeniado para no poner ni una sola palabra con “ñ” en sus mensajes! ¡Qué crack!
Así, en sus textos nunca hubo cariño ni saña, ni paño ni España.
¡Con qué arte ocultó su limitación! ¡Menos mal que no es gallega! Porque… ¡un riquiño al menos habría tenido que poner!
Ella está súper orgullosa de sí misma, porque aunque ha tardado, lo ha conseguido. Y yo también.
De hecho, eso nos pasa mucho en nuestra familia. Somos lentos hasta para lograr nuestras metas. Pero seguros.
Ahora que lo pienso: ¡no sólo comemos en modo Imserso, también conducimos de la misma forma!
Si delante del bufé no sabemos parar, en una carretera conduciremos sin acelerar.
No gozamos con la rapidez, pero sí disfrutamos del camino– y de los embutidos-.
Está claro: no confundimos la velocidad con el tociño. Ay, no, que esto no lleva “ñ”.
¡Sed muy Felices y disfrutad del trayecto!
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Querido HKB: ten cuidado con los embutidos y el tocino ya que tus expectativas clooneyanas no se cumplirán y sería una pena!. Al menos en la siguiente comida vete corriendo a la velocidad del tocino al asiático más lejano!!.
Un abrazo!!
Jajaja, cuánta razón tienes. Pero me encuentro ante la imposibilidad de negarme a comer un regalo materno jaja.
¡Tendré que quemarlo al acabar! Besos, adorada compañera.
Es que la «ñ» la ponen muy escondida… nada que el avance lento y seguro no logre superar.
Me gusta que seas tan comprensivo. ¡Mil gracias! ¡Avancemos!