Presentando a Barceloba

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He soñado tantas veces con este momento…

Presentar mi novela. Hoy. ¡Al fin!

Me gustaría aprovechar para contaros una historia. La de mi relación con la escritura, que empezó monumental y torcida, como la Torre de Pisa.

De pequeño me costó aprender a leer y escribía del revés. Recuerdo a mi madre repasando conmigo por las noches, los dos solos, sentados en el sofá granate del comedor. ¿Todavía habrá sillones de eskay?

En su casa aún se conserva un escrito mío de derecha a izquierda en la tapa de la caja que guarda los cubiletes del parchís y a la oca. El parchís nunca ha sido lo mío, ni siquiera ahora que tengo una suegra jugadora profesional, pero la oca me encantaba. Quizá porque ese juego es como la carrera de la vida.

Conseguí aprender a leer. A escribir de izquierda a derecha. Descubrí que no podía no escribir. Y aunque pensé que lo mío sería la arquitectura me dio fuerte por la poesía. Tanto que me apodaron el niño poeta.

Debo aclarar que si eres un niño gay en un barrio obrero de las cercanías de Barcelona eso tiene lo mismo de piropo que de condena. Externa e interna. Pensad que mi padre fue paracaidista y que su plan era que fuera a la academia militar de Zaragoza. Vamos… que comprendemos que le diera un pasmo.

El caso es que gané un par de premios en la EGB. Incluso imprimieron unas postales de Navidad con un poema mío, y que tuve que ir a recitar con 40 de fiebre, una noche en un auditorio del centro de la ciudad. Todo un logro para un hijo de emigrantes.

Pasaron los años y seguí escribiendo. En la adolescencia compuse un poemario titulado El Negro y sus variantes, y también unos relatos bastante eróticos y eficaces. Todo muy propio de la edad.

Poco a poco fui abandonando la negrura –el erotismo no tanto- y empecé a soñar con convertirme en un autor de verdad.

Más adelante me dio por los cuentos. Más amables, mucho menos oscuros y con más humor. Con uno, a los veinticinco años, incluso gané un premio que me permitió llevar a mi madre a Roma, para que cumpliera su sueño de emular a Anita Ekberg en la Fontana di Trevi. Fue un subidón.

Supongo que por eso, cuando conocí a  Víctor, a los treinta, me presenté ante él como cuentista, o lo que era lo mismo: alguien cuyo sueño era vivir del cuento que escribiera.

Al poco, HOLA.com me propuso tener un blog en su web, y eso me dio nuevas esperanzas. ¡Leches, a ver si realmente iba a poder ser un escritor de oficio!

Sentía que mi relación con la escritura, definitivamente, se iba enderezando. ¿Íbamos de la torre de Pisa a la Eiffel?

Y como no podía no escribir, yo seguía escribiendo relatos breves. Un día Víctor y Raquel -mi alma gemela- me animaron a transformar uno titulado El Silencio Escrito en una novela.

Nunca me había sentido capaz de crear algo que tuviera más de diez páginas, la verdad. La ocasión más parecida a intentarlo había sido un par de años atrás, cuando  me había rondado por la cabeza escribir “Pares e Impares” (por lo de emparejados y solteros) la historia alocada de un grupo de amigos a punto de cumplir los treinta que vivían en Barcelona. Había tomado una barbaridad de notas. Y aunque finalmente no escribí la novela, las conservé.

El caso es que esta vez sí me lancé, y sorprendentemente terminé mi primera novela, que titulé El Silencio Escrito. Ese texto y el azar me llevaron a Lola Gulías, que era una reputada agente. A Lola le gustó el texto, me fichó, y fuimos compañeros de viaje un tiempo. Yo ya me veía como la Torre de Toronto.

Varios años y dos novelas más tarde Lola me propuso por qué no escribía una historia coral sobre amores, desamores, la ciudad… que le generaba curiosidad cómo lo haría.

¿Un Sex and the City a la catalana? No lo tenía claro. ¿Y si recuperaba Pares e Impares? Busqué las notas. Las encontré. Me gustaron pero se veían muy desfasadas. Así que imaginé qué habría pasado con aquel grupo de amigos diez años después. En qué se habrían convertido.

¿Y yo? ¿En quién me había convertido yo mismo? ¿Ya no era escritor sino bloguero?

Así nació Barceloba, enfermera, bloguera y escritora. Una historia que yo quería que fuera rápida como ver vídeos de youtube y estimulante como jugar al Juego de la Oca (¿recordáis los cubiletes?).

Todo parecía ir la mar de bien, pero de pronto la torre, que parecía tan sólida, se derrumbó. Y justo cuando caí en el pozo y parecía todo se iba al traste, en el momento en que me quedé huérfano de agente, me dio un jamacuco y una editorial rechazó el texto… saqué un buen número en los dados, fui de oca a oca y conocí a Clara Ferrer, a Joan Bruna y a Pablo Álvarez, a los que les encantó la historia. Ellos apostaron decididamente por mí, no construyeron ninguna torre sino un faro y fue maravilloso.

Finalmente el sueño parecía posible, así que empecé a fantasear cada vez con más detalle sobre la presentación de mi libro. Escribí este texto e incluso me plantaba en las librerías a actuar como si me hubieran publicado. Fake it until you make it, como dice un musa. Hoy ya no tengo que fingir. Nada.

En realidad, si me paro a pensar siempre he tenido mucha suerte.

Pese a haber tenido un punto de partida en la vida tanto un complejo y solitario he terminado consiguiendo muchas cosas y rodeado de personas increíbles. Algunas ya no están pero siempre permanecerán.

Este momento no ha sido tal y como yo había soñado, sino mejor. Y ha sido gracias a personas como vosotros. Sois el mejor faro.

Gracias por haber hecho que Barceloba sea una realidad.

Gracias por estar en el camino.

 

Nota: éste es el texto que escribí para la presentación de mi novela, que será hoy. Como la vida es dinámica, probablemente no lo lea, sino que improvise algo distinto. Pero no quería de desapareciera sin más, pues su poso y sus palabras os pertenecen más a vosotros que a mí. Por ello aquí está.

Podéis encontrar mi novela en AMAZON aquí 🙂

 

¡Sed muy Felices!

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4 comentarios en “Presentando a Barceloba”

  1. María Cortés Bitácoracardiosaludable

    Querido HKB: me han encantado tus palabras llenas de amor y de ilusión. El discurso inicial de tu novela también te hubiera servido para la presentación del libro ya que tú eres Barceloba (o al menos a mí me lo parece). Estás en el camino de vivir de tus palabras escritas…
    Un abrazo, te deseo lo mejor.

    1. Agustín Kong

      Querida compañera, nada me gustaría más que poder vivir del cuento 😉 ¡Besos enormes y gracias por tus palabras!

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