Del miedo al vuelo

 

Hay ocasiones en que debemos dejar la prudencia a un lado. La prudencia que oculta miedos. Y saltar. Tomar el tren que viene, aprovechar que para en tu estación.

Porque la vida es acumular experiencias. Y las experiencias son vida.

Puede que hayas nacido en el barrio pobre, en el equipo malo. Quizá partiste unas casillas más atrás. Pero aún así, yo te lo digo: confecciona tu propio traje. Que no te lo pongan o impongan.

Qué más da si al principio es de material sencillo, o con recortes. Sácale brillo, sácale pecho.

Camina, da unos pasos. Si dudas, disimula. Fingiendo también se puede lograr terminar convenciéndote a ti mismo. Pero no te engañes ni a ti ni a los demás. Acércate a ti.

Créate unas alas. Con el material que sea. Así sean de residuos. Porque lo mismo que un coche de segunda mano avanza, las alas sencillas también permiten volar.

Que no te asuste competir con los trajes de marca ni las alas aerodinámicas. ¿Recuerdas la fábula de la tortuga y la liebre?

Y cree, cree en ti. Siempre que puedas. Ojalá puedas siempre.

Vuela, camina, avanza. Y mientras no puedas hacer nada de eso mantén, al menos, tu mente libre. Que nadie se apropie de tu imaginación ni de tus deseos.

¿Por qué te cuento todo esto? Porque un día cualquiera, si no desistes, sin saber por qué, sucede el milagro.

 

Éste será mi primer Sant Jordi firmando libros. Desde pequeño soñé y temí este momento por igual. Tanto que cuando me ofrecieron participar de esta celebración dije repetidamente que no, hasta que diversas voces alrededor me invitaron a dejar los miedos atrás y acumular experiencias.

Hoy firmo yo, mañana espero celebrarte a ti.

 

¡Volad y sed muy felices!

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