No hubo Sant Jordi. Al menos no en las calles. Sí en muchos hogares, hospitales, albergues, supermercados… y en tantos interiores donde la vida palpita.
El 23 de abril es, probablemente, la fecha más querida para muchas de las personas que vivimos en Catalunya. Una celebración sin festivo, un pistoletazo de salida para lo bueno que trae el año. Cualquiera que lo haya podido experimentar sabe de lo que hablo.
Hoy no ha habido puestos de libros ni flores, pero sí mucho ingenio y voluntad para suplir con gestos e inventiva lo que un virus destruye. Librerxs creativxs, repartidores en bicicletas, kioskos expandidos, panaderías con más oferta, voluntarixs dejando rosas.
Además esto no es una oportunidad perdida sino una reprogramación. En julio tomaremos las ciudades y los pueblos.
Quizá se hayan vendido menos libros pero seguro que todxs tendremos una historia que compartir. Y en una fecha como hoy, en una época de duelos que se superponen como ésta, pienso que las historias que no debemos olvidar ni dejar de explicar una y otra vez son las de las personas que se han ido tan en silencio como han quedado las calles. Porque sus historias son enormemente valiosas, necesarias. Y ya que no pudimos compartir sus despedidas como merecían sí rememoraremos cuánto aportaron a nuestras vidas. Y lo celebraremos.
Cuidaos mucho y un abrazo virtual enorme.
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Precioso homenaje a los que se fueron…miles de rosas rojas para ellos!.
Feliz San Jordi!.
Un abrazo!
Feliz Sant Jordi compañera, sé que una amante de las letras como tú lo celebra de corazón.
Precioso. Volverán las rosas y los libros para homenaje de los que no podrán disfrutarlo de nuevo.
Gracias por tus palabras. Volverán 🙂