Me gustan las personas que toman las riendas de sus vidas. Sin hacer daño a nadie. Con una excepción: la de la gente que no sólo toma las riendas sino también las fustas o las espuelas y se ofrecen a utilizarlas con quienes libremente lo desean. Así, con todo su cariño, su respeto y su vigor.
Nada que ver con la gente sádica del día a día ni con la masoquista cotidiana. No, no, todo bien hecho con su lugar y contexto acotado. ¡Y sabiendo parar!
Todo esto lo sé porque tengo una amiga Maestra en estas artes y a la que acompañé la otra tarde a reponer fustas y látigos –que son cosas que también se estropean, no penséis-. Ir con ella a probar herramientas es toda una experiencia, lo mismo en una tienda especializada que en el DECATHLON o en una ferretería (los de Bricomanía no sé si se imaginan lo fácil que es convertir un taller en una mazmorra).
Mi amiga Maestra es una mujer muy sabia, libre y con las riendas de su vida bien agarradas. Yo la admiro y comparto con ella el huir de ponerme al sol directo. A veces tengo la sensación de que ambos buscamos la sombra porque en otra vida fuimos los dos juntos a la hoguera –cada uno por lo suyo, debo aclarar, y no a la de San Juan, precisamente- y ya tuvimos bastante calorcito para reencarnaciones.
De hecho ella aún mantiene un cierto aire de bruja gótica (entre Alaska y Elvira) que le sienta fenomenal. Claro que su éxito está en que aún tiene más genio que escote (y eso es MUCHO decir).
Y hablando de brujas no está de más recordar estos días todas las Cazas de ídem que se han hecho y que algunas personas aún querrían hacer: básicamente las de mujeres libres y gentes que no encajan en ciertas ideologías limitantes.
Cabe señalar que, curiosamente, “esas personas fuera de la norma” suelen / solemos ser muy respetuosas con el resto (como decía Pedro Zerolo a determinados partidos: “en mi modelo de sociedad cabe usted pero yo en el suyo no”). Incluso aquellas que juegan seriamente a la dominación – sumisión tienen una palabra segura. Ojalá esa palabra segura estuviera siempre, a disposición de cualquiera a quien quisieran echar a la hoguera.
Brindo porque todxs podamos tomar las riendas de nuestras vidas, lejos del fuego. La fusta es opcional.
¡Feliz Orgullo!
Un abrazo virtual enorme.
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Sin las brujas estaríamos todavía en una ciénaga de ignorancia. Supongo que la fusta también puede servir para el mismo fin: hacernos avanzar ;-P
Jajaja, ¡avancemos! Besos mágicos.