Si este verano ha sido ha sido azaroso / accidentado para mucha gente yo no iba a ser una excepción. Y eso que he podido disfrutar de vacaciones, que no es poca cosa con la que está cayendo, pero cada vez que avanzaba unas casillas volvía para atrás. Parecía una metáfora de la evolución humana. Os cuento.
Empecé con la ficha roja, o lo que es lo mismo: le pedí a mi estilista que me tiñera pelirrojo, que tenía ya curiosidad por saber cómo me sentaba el rollo escocés. El tono quedó muy bien y yo ya me veía desfilando. ¡De hecho hasta me salió un anuncio!
Pero no, no fui directo a la pasarela (ni al spot) sino a urgencias, pues me caí bajando una escalera en el trabajo. Radiografías, resonancia y verme rogándole al traumatólogo cual Carmen Maura en La Ley del Deseo. Que si ella gritaba“riégueme” yo suplicaba “no me escayole”.
Volví a la casilla de salida. O lo que es lo mismo, a casita, con reposo absoluto y confinamiento. Pero sin escayola, algo es algo. PITICLI me atendió muy bien y tuvo a buenas no recrear Misery. Como no podía hacer mucho terminé poniéndome a escribir y avancé una barbaridad una novela.
Pasaron los días, tiré los dados y el traumatólogo tuvo a buenas sacarme del pozo y concederme poder ir de vacaciones (con muletas y prudencia, eso sí). Asturias con muletas viene a ser como una prueba de trial con triple avituallamiento. Suerte que la gente es majísima y que mi farmacéutica cubana me había dado unas cápsulas para metabolizar mejor las ingestas moviéndome tan poco. Porque allí es como el parchís inverso, avanzas una y te comes veinte.
Asturias premió mis primeros pasos a una sola muleta y mis esforzados chapoteos dessincronizados con un impagable momento celebrity – fologüer. En una de las zonas más remotas y bellas del Principado (Taramundi), el chico que atendía la oficina de turismo resultó ser un seguidor mío y nos reconoció. Surrealista. ¡Qué subidón!
Tiré los dados (las muletas no, ojo) pensando que avanzaría hasta la siguiente oca (o vaca) pero el azar me echó para atrás de nuevo. Sí, una alerta sanitaria relacionada con el Covid nos envió de regreso a Barcelona. Galicia y la Ribeira Sacra tendrán que esperar.
Otra vez en casa, confinados y pendientes de PCR no tuve más remedio que escribir, así que avancé enormemente de nuevo, pero en mi novela. Para cuando pudimos movernos (en éstas yo ya caminaba hasta sin muleta alguna) decidimos imitar a los artistas de antaño y alquilar un apartamento en la Costa Brava.
Sintiéndonos Chagall y Truman Capote y con todo nuestro arte por montera (sin quitarnos los sombreros, para dar más peso –ejem- a los personajes) nos dedicamos varios días a pintar, escribir y pimplar botellas de vino en la terraza. Sin móviles ni series. A lo cliché.
Finalizamos nuestras vacaciones y yo terminé mi novela, que hasta la he enviado ya a mi agente. Y decidí cambiar de ficha por la amarilla. Sí, le pedí a mi peluquera estilista ser rubio platino. La pobre tardó cinco horas (os lo juro) en eliminar los restos del tinte anterior, pero ahora el mundo –al menos el de instagram– me sonríe.
Voy a cruzar los dedos antes de tirar los dados para la vuelta al trabajo, que es en breve. Pero si no avanzo tengo claro que me teñiré de verde, así al menos habré recreado un semáforo al completo y me pintaré la cara color esperanza. Que no nos viene nada mal.
¿Cómo estáis? Espero que lo mejor posible. Y que hayáis podido tener momentos enriquecedores. Y que si estáis en una mala casilla el dado os regale un avance triunfal.
Tenía muchas ganas de reencontraros.
Un abrazo virtual enorme.
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Querido HKB me alegro que estes bien. No está mal Astorga y el cocido en Castrillo de Polvazares ni te cuento. Una maravilla! vosotros sì que sabéis!
Un abrazo!!
Sí, nos quedó pendiente Castrillo, pero eso es lo bueno: tener excusas para volver. ¡Un besazo!
Yo diría verano de Jumanji, por la intensidad. Lo bueno es poder haber hecho vacaciones pese a todo y haber descubierto los tan cacareados “paraísos cercanos”.
¡Y que bien tenerte de vuelta por aquí! Buena rentrée, Mr. Kong.
Tienes toda la razón, ha sido el Verano Jumanji, jaja. ¡Besos enormes!