Los virus de en medio

 

Dicen que lxs hermanxs de en medio lo pasan fatal porque nadie les tiene presentes. Pues bien, yo hoy vengo a hablar de los virus de en medio, aquellos a los que nadie hace caso porque el recién llegado, el COVID, se lleva todo el protagonismo. ¡Pero que también merecen nuestra atención!

 

El primero que quiero señalar, por ser uno de los que más me desestabiliza, no es ni más ni menos que… ¡las letras del reguetón! Ay adre, tantos años promoviendo la igualdad de géneros y las relaciones saludables para que ahora nos invadan estos discursos. Que sí, que sí, que ya sé que es un comentario carca y que hay cantantes de reguetón feministas, pero como dijo alguien: si le quitas la música al final lo que queda es un tipo enfadado con una mujer. En este sentido no puedo más que aplaudir la respuesta de Beatriz Luengo (y sé que no ha sido la única) a Maluma, por necesaria e impecable. Una maravilla. ¡Gracias!

 

 

El segundo virus es igual de preocupante o más que el anterior: la necesidad de validación y atención continuada. Y no penséis que hablo sólo de la gente joven. ¡Ojalá! La cantidad de personas de cuarenta y cincuenta que se ha lanzado al TikTok o a Reels como si fuera la barca de salvamento del Titanic es digna de estudio. Vamos a ver: disfrutar del reconocimiento y de la atención está bien, pero necesitarlo continuamente es otra cosa. De todos modos, si ya estáis en el ajo TikTokReels, lo que os recomendaría es pedir consejo a la chiquillada, que domina las redes como nadie. Y de paso promovemos la comunicación intergeneracional. Por cierto… ¿habéis visto el documental The Social Dilemma? Telita.

 

Esto me lleva a otro bello y súper actual virus: el de la desconfianza hacia lxs demás y la falta de solidaridad. Josú, que parece que vayamos por la calle y todo el mundo pueda ser un psicópata en potencia siguiendo una conspiración mundial. Os recuerdo que hace mucho que ya tienen nuestros datos, así que relajaos en ese aspecto. En cuanto  la desconfianza… recuperemos la curiosidad y la solidaridad hacia la gente que nos rodea. ¡La de cosas que podemos aprender y disfrutar a través de la gente conocida y desconocida cercana! La sociedad y el progreso se construye mediante la cooperación, babes.

 

Y por último, un virus que me tiene atacaíto: el de pretender continuamente que no nos afectan las cosas o tener que aparentar perfección. A ver cómo me explico: tampoco hace falta estar todo el día con la lágrima y el victimismo, pero mostrarse vulnerable está bien,  es humano. Especialmente en estos tiempos. Y desde aquí quiero expresar, sobre todo, mi apoyo a todas las madres y personas cuidadoras (de niñxs, personas con discapacidad, gente mayor, dependiente…) que han estado o estén al límite del harakiri y de protagonizar un Thelma & Louise porque han tenido que asumir más funciones que un Ministerio. Tenéis todo el derecho a explotar, a quejaros e incluso a fantasear con desaparecer, y eso no os hace malas personas, sino humanas. ¡A soltar y a reclamar recursos!

 

En fin, que nos tenemos que cuidar de todos los virus, de la falsa perfección y tener prudencia aliñada de solidaridad. Pero también disfrutar de lo que nos hace evolucionar y no sentirnos solxs: el vínculo con lxs demás. ¡A vivir!

 

Un abrazo virtual enorme.

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