La Oveja Teñida

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No soy una oveja negra, soy una oveja teñida. Porque a mí me han teñido, me dijo. Y tenía razón. Explorando un poco más allá de la superficie no había rastro de aquellos rasgos que se decían. Tras la fachada vapuleada aparecía la inteligencia, la resiliencia, la ternura y un humor certero que actuaba de salvavidas.

Me explicó que había más ovejas malinterpretadas, utilizadas como cabeza de turco, etiquetadas simplemente por no encajar en determinados escenarios, familias o sociedades.

Hablamos mucho y yo, que se suponía que tenía que aportar algo, fui consciente de que nada le podía enseñar, pero que tenía mucho por aprender de sus diecisiete años y su alarmante mochila.

Mi familia pensaba que era negra, pero es porque no me veían a través de sus ojos, sino de ciertos filtros y limitaciones.

Vi cómo empezó a florecer ante mis ojos. O quizá no floreció, simplemente presencié cómo fue limpiándose de la tierra y los escombros que le impedían respirar, estirar sus brazos.

Sólo necesitaba un refugio, una cabaña donde resguardarse del viento y de las costuras de un traje que no era el suyo sino uno impuesto. Para lavarse. Para brotar. Para dejar atrás tintes y demás. Para que la lana creciera resplandeciente con su color natural, que tampoco era un tono blanco idealizado, era el suyo.

Cortó la lana sobrante y con ella tejió la copa de un árbol. Lista para que las primeras lluvias la masajearan y exfoliaran.

Pueden teñirte por tu origen, por tu género, por tus gustos. La clave es saber ver más allá, aprovechar un día de lluvia o entender que incluso ser auténticamente negra no es un error.

Y al cabo de unos días, con el bienestar que produce poder mostrar tu pelaje sin miedo, se fue, habiendo encontrado un escenario mejor, de amor y comprensión. De oportunidad y curación. De aceptación y celebración. Y me regaló esta metáfora, este cuento que me autorizó a utilizar.

En estos tiempos agitados e inciertos celebramos el día del libro y a quienes nos iluminan con sus cuentos, abriéndonos los ojos y el corazón. Sin embargo, no debemos perder de vista que también hay quienes procuran enturbiar nuestra mente con sus historias para cultivar el miedo y el poder.

Leamos libres, leamos libros. Por las ovejas teñidas.

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Un abrazo enorme.

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4 comentarios en “La Oveja Teñida”

  1. Under the Tainted View

    ¡Por las ovejas sin necesidad de teñirse! ¡Todas las ovejas tienen cabida!
    Una historia preciosa.

  2. Maria Cortés bitacoracardiosaludable

    Pobres ovejas teñidas, cuantas hemos conocido, unas se cortan la lana teñida y en ocasiones se muestran como son, gracias a personas como tú….Sin embargo las auténticas ovejas negras de esta sociedad campan a sus anchas, sin que nadie las pare, qué desgracia…
    Un abrazo!

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