Los hombres (y las mujeres de países como Israel) tienen la mili. Corrección: tenían.
La mili no era otra cosa que aquel tema horroroso y recurrente que tenías que escuchar una y otra vez a la mínima de cambio, haciéndote sentir que una canción de Giorgi Dan en un disco rallado no era algo tan doloroso para los oídos. Que si las vigilancias, que si los castigos, que si los superiores…
Un suplicio para el oyente educado, que no podía hacer otra cosa que sonreír y escuchar dichas anécdotas mientras repasaba mentalmente desde la lista de la compra a los peinados crujientes de Tamara-no-cambié.
Esos tiempos ya pasaron -por suerte- y sólo aquéll@s que optan por el ejército profesional tienen la exclusiva de relatar historias protagonizadas en trajes de camuflaje oficial (nada que ver con los de Marc Jacobs). Claro que con el nivel intelectual mínimo
exigido, mejor contadas que escritas (no quiero ni pensar en las faltas de ortografía que decorarían el folio). Aunque no todo iba a ser malo: veo a l@s reclutas cada mañana haciendo sus ejercicios de camino al trabajo y tienen las carnes más prietas que la faja de Carmen Sevilla. Alguna vez he estado tentado de unirme al grupo (sin calientarpiernas, que conste) y aprovechar para ponerme las lorzas a ralla.
Pero volvamos a la cuestión. A falta de mili, hay un tema del que no puedes escapar: si los hombres tenían el servicio militar obligatorio, las mujeres tienen el embarazo.
¡Por Dios! ¿Es que no hay nada más de lo que hablar en cuanto surge un silencio? ¿O en cuanto haya algo que remotamente pueda relacionarse con ello?
TODO TODO puede derivar en anécdotas del embarazo, lo prometo.
– Documental de animales à pues cuando estuve embarazada también sentía lo mismo que la leona. (Hablemos de la mantis religiosa, pues).
– Noticia sobre el tráfico à pues cuando estuve embarazada y tenía que ir al hospital, no veas qué aventura hasta llegar al paritorio en coche. (Suerte que nadie ha tenido que ir en metro).
– Rebajas en los grandes almacenes à pues cuando estuve embarazada iba a las rebajas y lo pasaba fatal, porque nada me quedaba bien. (En algunos casos, ni siquiera ahora puedes decirlo, bonita).
– La crisis económica à pues cuando estuve embarazada sufría mucho pensando si nuestros sueldos serían suficientes para mantener a la criatura. (Pues sigue sufriendo, cielo, que los hijos son un gasto mayor que fichar a un futbolista).
Es empírico: agudizas el oído en cualquier situación y ahí lo tienes, tema de embarazos.
Claro que a veces el asunto se trata con singular maestría. La semana pasada iba en el autobús y oí lo siguiente de dos \»canis\»: la Yessi es de las mías, tía, de las que no dilatan.
Prometo que aunque pudiera ubicarse el comentario en otros escenarios, se trataba del momento del parto. ¡Qué nivel el del grupo de la Yessi!
Luego están TODOS los detalles que has de oír una y otra vez -no importa que puedas repetirlos palabra por palabra de tantas veces como los has escuchado-:
– las náuseas
– los antojos
– engordé 200 kg durante los nueve meses
– la apetencia sexual (esto sólo si tienes mucha confianza o se han agotado otros detalles)
– las contracciones (peores que una coz)
– el difícil camino a la dilatación (o \»si no llegas a 10 cm. nada de nada\»)
– el \»por favor, póngame la epidural\» (pero luego las contracciones no van al unísono con la dilatación)
– cesárea sí, cesárea no
– los puntos
– mi hij@ pesó tanto y midió tanto
– mi hij@ era mucho más grande que la media -la de las niñas es de 49 cm. Y la de los niños 50 cm.- (os sorprendería la de niños que pueblan nuestras tierras que extrañamente son mucho más grandes que la media -que no sé quién la debe de configurar actualmente con tantas excepciones-)
– etc.
Entiendo que es una experiencia única, y que seguramente hablo desde la envidia freudiana masculina de no poder concebir, pero ha habido ocasiones en que otro comentario de partos y yo mismo me parto (parto como sinónimo de descompongo).
Además soy muy empático, y prometo que puedo llegar a notar contracciones si me las cuentan con mucho detalle. No quiero ni pensar en la posibilidad de romper aguas.
Afortunadamente las mujeres más cercanas a mi entorno son bastante comedidas, o tremendamente atípicas al respecto, y no insisten demasiado en el tema, o bien detectan cuándo han sobrepasado el tiempo de exposición (como los que reciben el OSCAR) y educadamente cambian el asunto a tratar.
Luego está, claro, todas amigas que poseen menos instinto maternal que la teniente Ripley de Alien, y que si de algo hablan es de los previos a un posible embarazo, es decir, de sexo. Pensándolo bien, tengo más amigas que hablan habitualmente de sexo que de embarazos. Curiosamente no me importa.
En todo caso, llegó un momento en que tantas mujeres a lo largo del día hablaban de partos e hijos (ése sí que es ya un tema inacabable) alrededor mío -me muevo generalmente en entornos mayoritariamente feminizados- que yo mismo urdí:
– toda una historia sobre mi propio embarazo
– una serie de anécdotas de los hijos que tenía en común con PITICLI
Si bien lo primero no dio mucho juego, lo segundo sí. PITICLI y yo inventamos que teníamos tres hijos, y hablábamos de ellos de manera muy natural, haciendo dudar al interlocutor. Estos hijos eran:
– Chloë, la mayor, una niña china albina muy espabilada, rechazada en su país de origen por sus rasgos pero que nos venía muy bien al compartir rasgos fundamentales con PITICLI. Posteriormente las historias de Chloë derivaron en su especialidad para robar carteras a los transeúntes y su dedicación a tiempo partido en la mendicidad (manías que le quedaron de su vida anterior) para colaborar en la hipoteca y el pago de la escuela.
– Teo, un niño subsahariano muy rebelde con un trastorno de conducta del tamaño del Empire State que nos lleva de cabeza porque se comporta como un salvaje y no hay manera de socializarlo en el parque. Fantaseábamos con regalarle una jaula para su cumpleaños.
– La tercera. Nunca tuvo nombre, ni supimos exactamente su procedencia, pero ahí estaba, buscando su sitio. Estábamos dudando en seguir el \»método M.Jackson\» y llamarla Chloë the second, a falta de uno mejor. Sólo esperábamos que la pobre no copiara nada de sus hermanos.
La mayoría de la gente se escandalizaba, especialmente cuando relatábamos que eran MUY AUTÓNOMOS, ya que se levantaban solos, hacían la comida, etc. pero creo que en el fondo nos envidiaban, porque… ¿cuántos hijos colaboran en los gastos cotidianos desde tan tierna edad? Y otras personas, más de una vez, nos han preguntado
divertidas por ellos.
Como dijo alguien, los hijos son como los pedos, que sólo te gustan los tuyos, y a mí sólo me gustan mis ahijados e Inés, que son lo más bonito del mundo. Por cierto, ahora que os tengo aquí… ¿os he explicado alguna vez cómo fue el embarazo de los mismos, su nacimiento, o lo monos que son? ¿No? ¡Pues os lo cuento ahora mismo, que es un tema que me encanta!
No, mejor lo dejamos para otro post, pues noto que me hacen señales desde la organización de los Oscar.
¡Sed muy felices!
Por Dios que ciertoooo !!!!
Yo soy una especialista ya en todo todo todo eso y no tengo ni un hijo. Y anécdotas chungas del parto las que quieras ¿sabías que hay a quien la anestesia le puede afectar sólo a una mitad? Sí-hijo-sí.
pero y lo que estoy aprendiendo.
Buenísimo lo de vuestros niños!
Ay, los embarazos! Ay, las anécdotas de embarazos! Ay, los detalles de los embarazos!
Un detalle muy intrigante (al menos para mi), que he detectado y que no apuntas, es el de la miocentesis (se escribe así?). Es como una cuestión demasiado íntima y personal. Mejor no preguntar porque las respuestas siempre son defensivas… qué pasa? está prohibida por bula papal? Las que se la hacen, enseguida se justifican. Y las que no se la hacen, se justifican el doble… un tema candente. Por qué no hay ninguna resolución de la ONU sobre el tema?
de mi parto no ha sido!
Cuanta verdad hay en este post!!! Te explicado alguna vez lo wapa que es mi niña!!! jajajaja
jajaja!!! y eso que no has estado en una cena de mujeres en la que todas habían sido madres más o menos recientemente. de flipar!!!
jajajaja… pues eso… yo tuve un parto y un embarazo buenisimo… todavia lo explico a menudo como si fuese ayer, y ya hace de eso 15 años….jejejeje… Besos Guru!!!
Jajajajaja. Cuánta razón. Yo ahora me encuentro rodeado de embarazadas y de mujeres que ya han sido madres y dan consejos sobre el embarazado.
A tu clasificación, yo añadiría que hay mujeres (a mí me ha pasado) que miden algunos periodos de sus vidas según sus embarazos: «Esto fue en 1996 porque yo me acuerdo que estaba embarazada de Miguel». «No, no, fue un poco después porque yo justo acababa de dar a luz a Paula».
😉
Un abrazo,
Jose
Mr. Kong, mis amigas y yo llegamos al punto de prohibir hablar de niños durante las cenas. Pero ¡ay!, cuando ya los embarazos y los partos nos iban quedando lejos, va una y se nos preña del tercero (del tercer niño, no del tercer marido, que somos todas muy conservadoras), por lo que hemos vuelto a los gases y las angustias. Y claro, esta buena mujer empieza a hablar de su embarazo, entonces se suma una contando el suyo, y otra, y otra… y cuando haces ¡POP!, ya no hay STOP. Así que no se preocupe, le invitaré a mis reuniones cuando los niños ya estén en secundaria. Y lo de Chloë the second es de antología. Un beso enorme.
A ver… soy padre, tengo una niña preciosa, que siempre ha sido más alta/larga que la media pero que siemrpe vaen peso algo por debajo de la media, disfruté de un embrazo maravilloso, el momento del parto me pareció precioso pero puedo asegurar (y a Dios pongo por testigo lo mismo que la Scarlett de aquello del viento) que jamás de los jamases he contado nada en relación al momento de la concepción, meses de embarazo, parto e infancia en la que me hallo envuelto salvo que el interlocutor preguntase abierta y explícitamente… porque, como muy bien relatas, es algo taaaaannn cansino y taaaaannn exagerado por lo que muhcas/os nos hacen pasar con sus dotes de cría que como que no, yo, si no es con petición expresa no hablo.
Y ya que estamos hablando de esto (y para evitar entrar en todos aquellos padres/madres que convierten a su balbucentae vástago en todo un Shakespeare e einstein a la mínima que le das oportunidad) diré y aconsejaré que por mucho que mi niña sea divina -toda una princesita-, por mucho que una sonrisa suya o una caricia baste para sanarte y alegrarte el día, por mucho que sus ojos parezcan ópalos, sea más lista que el hambre, más graciosa que Paz Padilla y pizpireta que Marisol y por mucho que yo no de marcha atrás tengo claro que mi consejo hoy y siempre será: NO TENGÁIS HIJOS. He dicho.
Genial como siempre amigo. Sólo tú puedess escribir con tanto genio. Besos de mamá.
Jajaja, pues ve preparándote para cuando tenga a mi primer grembling!! no te vas a librar…
Besitos a tus niños!
Bufffffffffff…tema recurente en mi entorno..parece que debido a la crisis, como la gente no puede salir de copas, ni a cenar y como el precio de los preservativos y pastillas anticonceptivas es abusivo…la gente se ha decidido a procrear masivamente. Este año, si sumo todos los embarazos de mi entorno: familia, amigos y conocidos me voy a unos 9, uno de ellos de mellizas…eso si, y para mi alegria el 90% son niñas…mujeres al poder…`
Pero yo me pregunto, la gente no puede hacer las cosas despacio, un año dos o tres, otro año igual…nooooooooooooo este año todos de golpe….con la consecuente derrama economica que me supone…Por dios que estamos en recesión y un niño es una ruina…pensad en los pobres.
Y luego a aguantar: que si el sindrome del nido, que si los tobillos hinchados, que si el parto fue dolorosisimo..la cuarentena, los primeros dias del niño/a, que no duerme, que no come bien, que me ha hace daño al mamar….por diosssssss me estan estresando…
Para colmo voy un dia a un centro de belleza para relajarme..y dos clientas con sendas tripas y la chica de recepción diciendo que ella ya no pone ningun impedimento..que a ver si viene ya………….
En fin, que creo que para cuando me decida a tener un hijo( y para eso aún falta pq aun tengo que comprar casa,vivir en pareja, ahorrar y todo eso) voy a tener un master CUM LAUDE en embarazos, cuidados prenatales y todo eso….
Salut
Querida Rateta: ya te dejaré algún día a nuestros niños, igual piensas distinto, jaja. ¡Ay! ¡Qué horror! ¡Sólo la mitad de efecto de epidural!
Genial UtGBNES: acabo de escribir un mail a la ONU sobre el tema que propones. En cuanto tenga respuesta te lo digo.
Tremenda Sonia: ¡del mío tampoco!
Amiga G: sí, y cierto es. ¡Es guapísima!
Colega Moi: recientemente no, pero he ido a unas cuantas… ¡y las que me quedan!
Maestra Gemma: no sabes cuánto me alegro por tu parto y embarazo. Se oyen cosas que ponen los pelos de punta. Claro que en tu caso lo injusto hubiera sido lo contrario.
Seguidísimo Esmoquin Room: ¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! ¡Es verdad! ¡Hacía un embarazo y medio que nadie me lo recordaba!
Adorada Rosa Palo: genial lo del tercer hijo -que-no-marido- por no hablar del «POP». ¿Por qué es tan genial?
Apuntito-de-Musa Grelinno: ¡Ups! Tras tu disertación creo que te haré caso.
Colega Sheyla: qué placer es saberte lectora, pese a nuestros estilos tan distintos.
Maravillosa Musa Heidi: a ti te aguanto hasta los hijos. ¡Ea!
Amiga Tere: fabuloso speech. De verdad, digno de ser enmarcado. Igual lo hago…
Tenía yo ganas de leer este post… y, como era de esperar, ha superado expectativas.
No puedo estar más de acuerdo contigo y, además, me tomo la licencia de poner alguna que otra frase que, aquí, en mi lugar de trabajo, es bastante común escuchar por los pasillos:
– Mira mi niño que mono el día que se comió su primer moco
– Mira mi niño que mono cuando se metió su primer soldadito por el agujero de la nariz
– Mira las cacas que hace mi niño
– Mi niño no hace caca
– Mi niño hace mucha caca
¿Por qué se vuelven las madres tan escatológicas cuando tienen un bebé? ¿POR QUÉ?
Pero la frase que más odio por encima de todo, es la que sigue:
– Tú no lo entiendes porque no eres madre
“Y tú no me entiendes a mí porque eres imbécil”, me dan ganas de contestar.
Voy a intentar ponerme al día con tus geniales artículos!. No lo he hecho antes porque no he tenido tiempo, pero es que tú no lo entiendes porque no eres madre. Ah, coñe, si yo tampoco 😉