Basta que debas ahorrar para que te apetezca gastar aún más . O al menos a mí. Pero es que… ¿quién puede resistirse a ciertos ofertones? ¿O a determinados chollazos de letsbonuses y demás?
Y si no que se lo digan a una amiga, que anda enganchadita perdida a los bonus esos. Tú quedas a una hora, y tan ricamente puede hacerte esperar en su portal “porque está ultimando una compra increíble”.
Ella, curtida compradora internáutica, ha llegado a adquirir gangas como: ¡POR 3 EUROS unos fantásticos masajes con piedras de jade!
Claro que dicha ganga resultó ser: sentarse en un “sillón relax” de escay, en mitad de una feria de muestras, mientras el encargado te dejaba sobre el abdomen una bolsa llena de piedras ardiendo. Quemaban tanto que mi amiga corrió a mirar la etiqueta de su camiseta por si corría riesgo de deshacerse. Y todo frente al público de la feria.
Otra amiga, a la que también le cuesta resistirse ante ciertos placeres consumistas, explicó que en casa tiene dos muñecos a los que llama “TIMI” y “ESTAMPI” porque cuando los compró ya sabía que eran un engañabobos (supuestamente bailaban solos) pero no pudo reprimirse. Por eso los bautizó en honor al “timo de la estampita”.
Claro que ella a su vez tiene un increíble espíritu emprendedor que podría llevarla a conseguir una fortuna superior a la de Rockefeller. Así que puede gastar lo que quiera.
Uno de sus proyectos que más me fascina es el de “esteticista motera” con capacidad para maquillar, depilar bigotillos y demás en los atascos de las grandes ciudades. Apodamos a esa profesional “tu amiga en la ronda”. Y nos encanta. Ya estamos imaginando la franquicia.
Yo no soy muy emprendedor. Yo soy más “gastador”. Y en mi caso creo que es genético. Lady Laca es el terror de los mercadillos (siempre encuentra gangas y prendas que customizar) e incluso su hermana –una de nuestras mayores dealers del delicioso tomate en conserva murciano- se compra tantas cosas que el otro día me soltó por teléfono “ay sobrino, si es que yo ya tengo de todo, lo único que me falta es el ataúd”. Más gráfico imposible.
Para el buen despilfarrador siempre hay algo nuevo que adquirir. En mi caso, por ejemplo, como lo mío son los “trapos”, mis últimas adquisiciones han sido: una camisa bordada hindú; un kimono japonés de segunda mano y un mono tejano que recuerda al de los obreros antiguos.
Y todo – todo por pretender ir distinto (PITICLI dice –os lo juro- que sólo me falta adquirir ropa interior hecha a ganchillo por indígenas albinos del lago Titicaca).
Claro que luego a la práctica la cosa no es tan fácil.
Ejemplo: me vestí el otro día con el mono, y para aderezarlo me planté unos calcetines blancos de tenis. MÁS MODERNO IMPOSIBLE, ¿VERDAD? Pues al ir a comer a un restaurante hindú, el camarero, que era muy majo, cuando me vio entrar, me soltó “¿qué amigo, trabajando por esta zona?”.
Creo que lo descoloqué cuando le dije que no…
También debió quedar un tanto descolocado el hombre que nos atendió en la terraza de la otra tarde…
Os cuento: habíamos quedado con unos amigos en un bar un tanto “Indie” llamado CASSETTE, pero llegamos pronto y estaba cerrado. Así que decidimos esperar en una de las dos terrazas cercanas.
La primera pertenecía a un restaurante africano y estaba llena. La segunda estaba vacía, y allí nos sentamos. Yo llevaba una camiseta de Iron Maiden y los pitillos de leopardo, y para aprovechar el rato decidí ver qué tal me quedaban las uñas pintadas (me había comprado minutos antes un pintauñas por un euro y medio y quería emular a Bunbury), así que empecé a pintármelas allí mismo.
Si nunca te las has pintado descubres que no es tarea fácil, pero si además te percatas de que lo estás haciendo en un bar islámico (“no servimos alcohol, lo siento”) entonces te das cuenta de que si ahí mismo no empezó un conflicto religioso fue por falta de imaginación.
Quizá sea eso, la falta de imaginación, lo que me impide ahorrar.
Seguro que hay muchos conceptos en los que podría economizar y no se me ocurren. Tendré que hablar seriamente con mi compañero bailongo (Maestro del Saving) para que me dé unas clases.
Él es capaz -al descubrir que en el hotel al que ha ido con su mujer de escapada romántica no hay cobertura- de ir en coche hasta el pueblo más cercano (3 kilómetros), y realizar una microllamada a su familia (que se habían quedado con los niños) desde una cabina para facilitarles el número de teléfono del hotel para que les llamen. ¿No es brutal?
En fin, mientras no alcanzo su sabiduría me conformaré pensando que con mi actitud ayudo a la reactivación de la economía.
Y si estáis en Barcelona y os apetece reactivar la economía, os paso los datos de algunos de nuestros últimos descubrimientos:
BOUZU. Un bar de tapas japonesas que tiene la capacidad de transportarte a Tokyo sólo con cruzar la puerta. Si habéis estado en Japón os emocionará el olor de sus kakiage udon. Brutales sus pulpitos crudos marinados en wasabi.
Carlota Akaneya. Otro japonés pintoresco. Su particularidad es que cada mesa integra una barbacoa. Y aunque cocinarse ahí los alimentos es muy divertido, la carta tiene muchas más opciones interesantes que vale la pena explorar. Fantástico su arroz al carbón.
Jule Kerala Gopal. Éste es un curioso deli vegetariano en el que no sólo puedes comprar gran variedad de productos sino que también tiene unos menús estupendísimos. Atención a sus hamburguesas de setas shiitake. Nota: si queréis ver la pasarela de tendencias en vivo y en directo, sentaos y contemplad a sus clientes.
Veggie Garden. Nos encanta este sitio porque: la comida está buenísima, son muy simpáticos, está muy bien ubicado y el precio del menú diario es imbatible. ¿Qué más puedo decir? Pues que todo es sanísimo.
La Cantonada. Me gusta mucho cómo se define este local: sin pretensiones. Está en el Born, muy cerca del Museo Picasso, en una de las placetas más bonitas y desconocidas de la zona, y siempre ofrece un menú a un precio muy ajustado (raro en el área). Pero si me tuviera que quedar con algo es con el genio y figura que tiene la responsable.
Disfrutad y… ¡sed muy felices!
🙂 Grupo de Hong Kong Blues en FACEBOOK.
Brutal el “¿qué amigo, trabajando por esta zona?”. Todavía me estoy riendo (con perdón). Pero recuerde que los grandes nunca han sido comprendidos en su momento, y menos por el mundo camareril, que es muy suyo. Y no se le ocurra, por mucho que sea tendencia, ponerse una kipá para volver al restaurante árabe, que entonces sí que la lía.
He sido la primera en dejar un comentario! Olé!
P.D.: Siempre le leo con el Tena Lady puesto.
LA ADORO. ¡No sabe cuánto bien me hacen sus comentarios!
Un fuerte abrazo.
Me ha encantado, yo también soy adicta a las compras y para ahorrar, está Enrique que va detrás de mí apagando las luces…y como tenemos gananciales, con lo ahorrado, me vuelvo a ir de compras. No te preocupes por lo del mono, Enrique se compró una pajarita de Versace y cuando lo estrenó le pidieron que trajera un café…
😀
JAJAJA. ¡Me ha encantado ese bucle en el que estáis metidos! En nuestro caso no sucede lo mismo. PITICLI retiene pero luego gasta de una sola vez lo que yo en 10, así que nuestra clave va a ser visualizar y punto.
BRUTAL la experiencia de la pajarita. Pobre. Dile que quien se lo dijo era un ignorante.
¡TE ADORO!
¿Falto de imaginación, tú? No, querido amigo. Eso no vale, mejor dicho: no cuela. Lo tuyo es impactar, y lo consigues. Un abrazo.
Jajaja, está bien, puede que tengas razón. Lo que sucede es que siempre se me ocurre en qué gastar pero no en qué ahorrar.
Gracias por tus palabras siempre. ¡Maestra!
Pues yo creo que no hay que preocuparse tanto de ahorrar. Al final se lo quedan todo los bancos, lo que tenemos ingresado y lo que regalamos después de habérnoslo quitado de educación y sanidad… ¡así que a disfrutar!
Creo que el camarero aún no ha entendido la imagen que vio ese día en la terraza…
¡Me gusta tu filosofía! Aunque todavía tengo que acostumbrarme, pues procedo de un núcleo en el que el AHORRO es RELIGIÓN 🙂
¿Y si un día vamos juntos a esa terraza?
¡Un besazo!
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