Descanso bloguero

 

Me las piro querid@s. ¡Sí, por fin llegaron las vacaciones para mí! Y pienso hacer una buena desintoxicación del intenné, así que pretendo estar más desconectado que Lindsay Lohan en la Betty Ford. O más, que a ésta ya me la conozco.

Y aunque me encanta seguir los viajes ajenos por instagram, por favor os lo digo, como me dé por colgar alguna instantánea mía estos días enviadme un telegrama de aviso con Ántrax Light antes de que PITICLI pida el divorcio exprés fotónico.

 

Pienso dedicarme a escribir, a dibujar, a descubrir y a otras cosas que no puedo poner aquí pero que intuís y dejan un cutis finísimo. Y las fotos, en todo caso, a la vuelta.

Voy a dejar el Facebook y el Instagram más falto de actividad que la zona de prostitución del Raval el otro día, cuando coincidió el futbol con el Circuit (mega festival que volvió a Barcelona más gay si cabe). Daba cosica pasear por la zona de la Filmoteca y verlas a todas tan descolocadas, en aquel desierto de heterosexualidad que hubiera enloquecido a Putrin.

 

Y hablando de tranquilidad, ahora ciertamente es muy buen momento para descubrir las ciudades. Os animo a que aprovechéis para ver sin agobios expos tan interesantes como la del Japonismo en el Caixa Forum, o para que disfrutéis sin prisas de un queso gamoneu y un sándwich de pastrami en el Tarannà, tan deliciosos que hacen que olvide mis tendencias al vegetarianismo de un plumazo.

 

Aunque si lo que os gusta son las multitudes kamikazes, nada como pasar un día en un parque acuático. Nosotros fuimos el jueves pasado con los ahijados y aún tenemos agujetas. Y PITICLI dos bañadores rotos. Qué gozada. Pero es que nosotros somos muy brutos y nos ponemos a la altura (o bajura) de los críos. Cosas del Peterpanismo. Absolutamente recomendable (el parque acuático, no el Peterpanismo, o quizás también). Y la de tema de hablar que da: hacía tiempo que no veía tanta gente con semejante inversión en tatuajes y piercings y tan poco en dentistas.

 

Otra opción es pasarse por el barrio de Gracia, que si ya de por sí es bonito, estos días luce más pintoresco aún por las fiestas. Yo he de reconocer que pese a que me gusta, no es un barrio que tenga muy explorado, y me parece muy divertida la descripción que de la zona hace un amigo médico italiano que vivía allí: Gracia tiene la desventaja de alojar a tres colectivos complicados

1. los pijipis (gente ataviada con ropas étnicas y participantes de mil ONGs y cooperativas que bajo su look desenfadado o zarrapastroso tiene rebosantes cuentas corrientes)
2. hordas de italianos, pues superado cierto número se vuelven indigestos
3. italianos pijipis, que ya es el súmmum del súmmum

 

No sé, quizá nuestro amigo tenga razón. Él ahora vive al lado del Mercado de la Boquería y está encantado. Quién lo hubiera dicho.

De hecho yo lo veo tan feliz como a las personas de mi entorno que han incluido a dos profesionales determinados en sus vidas. Porque dicen que si algo te cambia la vida –a mejor- es tener un osteópata y una mujer de la limpieza (cambiad los sexos si queréis, sabéis que yo no soy sexista, pero no les cambiéis los instrumentos a la hora de trabajar u os atizarán con la escoba).

 

O tan alegre como a los que se van de vacaciones. Mi caso.

Sed muy pero que muy felices.

Nos encontramos a la vuelta.

 

¡Os adoro!

Pd. ¿ya os dije que nos hemos alquilado una casita con jardín en el sur de Sicilia y un Fiat 500? ¿Ah, no? Ya, ya sé que da rabia, pero no me podía contener.

 

 

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