Aterrizar en Sicilia y que te interrogue la policía antes de que recojas tu maleta es un inicio de vacaciones prometedor.
Si a eso le añades que a PITICLI se le había caído el DNI y éste lucía sin chip la emoción está asegurada. Vamos, ni el Shambala.
No culpo a los carabinieri. Me había hecho un peinado que parecía sacado de El Padrino. Y llevaba un bolso tan grande que me hubieran cabido un par de cabezas de caballo perfectamente -parecidas a las que luego vería en los mercados de Catania-.
Al final todo era muy rutinario y hasta nos echamos unas risas cuando les pregunté si aquello era cierto o había alguna cámara oculta de la RAI. Nos quedamos tan descansados que quizá por eso luego ya ni nos importó comprobar que la autopista no tenía líneas de carril pintadas, no había casetas de pago a la salida o que los sicilianos conducen como en los autos de choque.
Así es Sicilia, un territorio apasionante que no te deja indiferente. Un lugar perfecto para descubrir que eres menos de campo que el metro y que aunque puedes terminar viviendo ajeno a Internet has de pasar antes un mono tamaño Whitney durante unos días.
Aunque llegados a este punto creo que lo importante es comentar algunas de las cosas que nos han llamado la atención de la isla y a sus habitantes.
Primero debo señalar que hay tres aspectos fundamentales que diferencian a los españoles de los sicilianos.
1. Los españoles gritan más –comprobadísimo-.
2. Los sicilianos se perfilan tanto las cejas que podrían representar a Marlene Dietrich haciendo de mala de Disney.
3. Los sicilianos tienen muchísimo más culo, posible resultado de una dieta rica en pasta y pueblos en cuesta. Da igual que te topes con un catedrático de cincuenta y cinco años trajeado, por detrás es Beyoncé. De hecho, tras quince días allí yo pasé de culo aspirina a aspirante a brasileño.
Y si alguien tiene dudas, que vaya a la playa, pues como buen país religioso, el nudismo (incluso el top-less) no se practica habitualmente pero sí se llevan bañadores tan pequeños y ropas tan ceñidas que la imaginación resulta innecesaria.
Otros aspectos peculiares: la recogida de basuras es ciencia ficción; los arcenes (cuando existen) suelen utilizarse para pararse a hablar; los “manos libres” no existen pero se pasan el día hablando por teléfono conduciendo y en las motos siempre van ir tres sin casco (el crío más pequeño en medio, como un sándwich). ¿Lo mejor para conducir por Sicilia? Un ansiolítico.
Eso por no hablar de que puedes ver a los operarios de la gasolinera fumando o que en los mercados la carne y el pescado está menos refrigerados que las Canarias.
Pero por otro lado la gente es encantadora, los pueblos son de una belleza abrumadora y puedes comer delicias como la ensalada de naranja con cebolla, la pasta rellena de pescado con salsa de gambas y pistacho o la pizza de tomate fresco, butifarra y trufa. Ah, y me olvidaba de que el desayuno –y merienda- oficial es un brioche al que se le pone una bola de helado dentro.
Vamos, que no puedes no enamorarte.
Nosotros nos lo hemos pasado fenomenal y la isla nos ha entusiasmado. Quizá la gran decepción fue Taormina, que se ha convertido en una especie de decorado por el que transitan hordas de turistas.
Por el contrario todos los recintos arqueológicos son impresionantes, los mosaicos bizantinos increíbles, Palermo y Catania resultan kafkianas y adictivas, y al sureste de Sicilia se pueden encontrar ciudades – joya como las de Siracusa, Noto, Módica, Palazzolo Acreide, Scicli o Ragusa en las que puedes convivir con sus habitantes mientras disfrutas de su patrimonio, de la passeggiata, de sus playas vírgenes o de un aperitivo.
Absolutamente recomendable. Sobre todo si quieres volver con culo.
En fin, ya estoy aquí.
¡Os echaba de menos!
¡Sed muy felices!
¡Muchas más fotos en Instagram !
🙂 Grupo de Hong Kong Blues en FACEBOOK.
Muchas gracias por compartir con nosotros vuestro viaje. Me ha encantado. Suena a reto peculiar. Ahora quiero ir (claro, por aquello de c*lo veo c*lo quiero…). =D
¡BIENVENIDO! Te echábamos de menos.
Jajaja. Pues allí hubieras visto mucho y querido más, jaja.
Sí, tiene un punto de reto, y quizá por eso también se disfruta de forma especial 🙂
¡BESOS!
Otra de tus sugerencias apuntada a mi lista 😛
Lo del bollito con helado me ha encantado y lo del papel de wc me ha terminado de convencer jijijiji
¡Besos bombón!
¡Nena! ¡Qué guay verte por aquí! ¡Resérvame un rato para ponernos al día! ¡Besos!
Querido mío, ya sabe que yo estoy loca por volver a Sicilia. Mi santo se rulaba con lo de los ansiolíticos para conducir: ¡ES CIERTO! El pobre se subía al coche con más tensión que Marco en el «Hay una cosa que te quiero decir» (el chiste es malo, lo sé, es un Chiquito de la Calzada revisited, pero es ilustrativo).
A mí me recordaba a la España de los 50, con los puestos por la calle, la ropa en los balcones, el olor a pescado… pero es MARAVILLOSA.
Guárdeme todas las direcciones de sitios estupendos que haya descubierto porque, en cuanto pueda, vuelvo.
Besos de cannoli
¡Cómo me gustan los cannoli! ¡Y sus besos!
No tengo ningún problema en compartir direcciones. Es más, lo estoy deseando.
¡Besos Apadrinados!
Me ha encantado tu crónica, pero me gusta más poder leerte de nuevo. Un abrazo y bienvenidos…en Octubre aterrizo en Barcelona… ;-).
¡Qué bien! ¡Qué bien! Pues en persona nos contamos TODO. ¡Besos!
¡Madre mía! Eres un gran saltador. Estoy patidifusa.
Besos
A ver su ahora me deja enviarlo…
¡Madre mía! Eres un gran saltador. Estoy patidifusa.
Besos
¡Y tú una magnífica compañera! ¡Besos!
Fantástico post y maravillosa ciudad que he tenido ocasión de visitar, y se encuentra entre una de mis preferidas en Italia.