Vivir cerca del Chinatown tiene sus ventajas. Al menos a veces. En pocos minutos puedes tener unas empanadillas, salsa para bibimbap o un cargador para el iPhone primo hermano del original.
Aunque también puede suponer algún problemilla. En mi caso menor: dígase que me hago tanto el simpático con las pocas palabras de mandarín que manejo que luego no me los quito de encima. Pero otra gente ha tenido que soportar la titánica tarea de aguantarlos más empapados en alcohol que el lagarto de la botella. Y si es en un karaoke tira millas, pero cuando trabajas de vigilante del parking en el que aparcaron todos sus coches eso ya es otro cantar.
Que se lo digan si no al vigilante que llamó a seguridad y seguridad terminó poniendo a caldo (¿sería sopa wan ton?) al vigilante. ¡Cómo se le ocurría tratar mal a los que mejor pagan!
Para mí que más que guarda era el ángel de la ídem, porque ingenuo se comportó un rato.
La próxima vez que se una a la tuna asiática y a disfrutar, que donde beben dos se quieren tres.
Al fin y al cabo más en común tenemos con los chinos en el alcohol que en el trabajo. Y entonado siempre se mantendrán mejores relaciones diplomáticas.
Yo últimamente estoy muy tunante asiático. Y donde otros echarían mano de valeriana yo se la echo al gin tonic. Una Musa dice que a partir de las seis de la tarde se puede beber pero es que yo ando “seis de la tarde en la península, las cinco en Canarias” y me tomo la copichuela a la hora de las Afortunadas. Que conste, no obstante, que es por el noble motivo de darme valor social. Sólo antes de afrontar determinados eventos, y nunca más de dos veces entre semana.
Sí, ahora ya entendéis mi chispeante desparpajo ante algunas celebridades y happenings de gente bella sin edad. O ante mi agente literaria cuando hemos de discutir sobre mis novelas. Como hoy, que tocaba reunión. Claro que al final ella también se unió al ritual, no sé si por solidaridad o por vicio. Si alguien tenía dudas, la relación literatura-alcohol es cierta. En todo caso, nos ha ido muy bien y nos han surgido un montón de ideas (ya veremos si cuando se nos pase el enchispamiento nos siguen pareciendo tan divinas).
Dos consejos: parad cuando veáis que os cuesta ligeramente construir una frase comprensible y llevad caramelos de menta. Bueno, y tampoco llevéis la Visa muy suelta.
Y si sois de no saber frenar, preservativos. No os vaya a pasar como al conocido de unos amigos.
¿Qué le sucedió? Os contaré qué le pasó y cómo me enteré.
La otra noche estaba cenando tan ricamente en un restaurante con PITICLI, una amiga nuestra embarazada, su chico y otro matrimonio amigo cuando en uno de esos silencios que siento que he de llenar no se me ocurre otra cosa que comentar que como se me caía bastante el pelo últimamente me andaba tomando unas pastillas estupendas que me había recomendado un lector. Por aquello de si a alguno de los asistentes le resultaba útil.
¿Cuál creéis que fue el comentario del matrimonio?: \»¿Y no tendrás sífilis? Porque a un amigo nuestro se le caía y al final era por eso!\».
De haber tenido un espejo delante probablemente hubiera visto que mis ojos incrédulos se entornaban más que los de los hongkoneses. Por suerte sí había frente a mí un poco de alcohol para ayudarme a encontrar una respuesta elegante para esa gente tan maja.
No perdáis la elegancia. Ni el humor.
¡Y sed muy Felices!
¡Nos vemos en Instagram !
Anda, con el alcohol y los chinos. Ya se sabe que en Asia el pirriaque les gusta tanto como fumar y los juegos de azar. Pero, ¿tú también, hijo mío? Siempre podrás lanzarte al desenfreno etilíco para terminar dejándolo y escribir un libro de autoayuda que seguro será un bestseller lleno de ingenio y frases magníficas. Vamos, hilarante y muy tuyo.
Ay, ¡Baco / Dionisos te oiga!
Desde luego, si suena la flauta lo celebraremos juntos. Obviamente, con pirriaque. ¡Besos!
Quizás tus amigos desconocían que la sífilis cuaternaria produce demencia y probablemente ellos se tenían que pedir la serología de lúes jajaja.
Me encanta la comida oriental, yo voy a Lotus donde Juan que es un nombre castellanizado de Hwan, nos pone un pollo al limón y el Kubrat de gambas (no sé si se escribe así, me suena a príncipe de Bulgaria) que me encantan, casi tanto como tus post…
Ah! No sé que pastillas tomas, has probado Medebiotin fuerte?
Un abrazo.
Me encanta el Hwan –> Juan jaja. Tomo nota de lo que te tomas en el restaurante y de las pastillas. Qué bien tener amigas como tú! Besos!
Upssssssss…….qué peligro tener amigos así……pa mí que éstos ya venían más que hidrataos de casa y tú no te diste ni cuenta….saludos desde Asturias.
Seguro que algo de eso habría. Cómo me gusta recibir esos saludos desde Asturias! Besos de vuelta!!!
Agustín, el de las mil vidas. Cada post muestra una de tus vidas.
Es una maravilla. Por cierto, puedes recomendarme a tu agente
literaria? Estoy buscando representante para comercializar en el extranjero mi última novela «RECUERDOS» (Novela histórica de amor, toros, política y periodismo en el siglo XIX) que se va a publicar esta primavera. Me he informado y me dicen que es obligatorio tener un agente literario para publicar fuera de España.
Ok! hablaré con mi agente y le comento! Un abrazo y mucho éxito!!!