Detesto la Navidad. Me pongo como las protagonistas de algunas series americanas por San Valentín: Harakiri loquer. Hay fechas que no señalan el calendario, sino que te apuntan a ti.
Sobre todo cuando no tienes pareja o tu familia no es exactamente la de las películas, o quizá sí, pero de suspense y terror. Por no hablar de que los más presentes pueden ser los ausentes. El poder de Los Otros es increíble.
Durante años me ofrecí voluntario en el trabajo para cubrir los turnos de Nochebuena, Navidad, y resto de nochesmalas. Me encantaba estar distraído y sentirme útil. ¡Encima ahorraba! Con el tiempo mis condiciones laborales mejoraron y las navidades me jorobaron: ya no debía cubrir nada. Afortunadamente di con otra opción más sofisticada, egoísta, costosa, exótica, y enormemente atractiva: la “fuga navideña”.
Por cierto, para llevar a cabo una fuga navideña en condiciones hacen falta dos cosas: un panorama familiar desasosegante y una buena capacidad para luchar contra la presión social y el chantaje emocional.
La primera vez crees que sólo con exponer a tus padres que te las piras cuando todos vuelven con el almendro necesitarás un desfibrilador cerca.
En realidad sólo te hace falta mantener el tipo hasta el final, y, en casos extremos, ansiolíticos para amortiguar el tembleque.
Para todos los lectores que sientan el impulso de huir antes de escuchar el primer villancico, aquí van las claves para una fuga navideña exitosa:
La primera fuga debe hacerse a un lugar lo suficientemente lejano como para que el cordón umbilical sociofamiliar se rompa y la tentación de volver no sea viable.
A ser posible, el destino elegido debe distanciarte de postales y escenarios navideños. Paisajes con sol sobre todo: África o países musulmanes en general suelen funcionar muy bien. Para los presupuestos relajados: Asia.
Si tienes miedo a darle muchas vueltas al tarro, nada de pueblos minúsculos o naturaleza en estado puro tu primera vez (eso es para gente experimentada), sino ciudades o lugares estimulantes y con mucha oferta de actividades. Viajes en grupos organizados también nos sirven –y mucho-.
Por la economía no has de sufrir en exceso: una escapada en nochevieja puede resultar prohibitiva, pero determinados destinos en Navidad (típicos de encuentro familiar) son bastante económicos.
Nuestra primera fuga fue a Lisboa, y guardo un recuerdo estupendo. La segunda fue a Lanzarote, y tras experimentar lo que es pasar un 25 de diciembre en porretas en la playa de Papagayo ya no hemos cambiado el plan.
Adoro esta isla. En ella se encuentran algunos de los paisajes que más me conmueven del mundo, como los volcanes de Timanfaya o los viñedos de la Geria.
La malvasía lanzaroteña es tan deliciosa que poca agua pruebo desde que aterrizo (\»pareses Sue Ellen, mi niño\»). Es un vino como sus gentes: excepcional pese al contexto, o quizás gracias a ello.
Los conejeros han sobrevivido tanto a la falta de agua como al exceso de hormigón, y nos demuestran que si antiguamente los habitantes la Tiñosa eran capaces de hacer caldo con callaos (se echaban al puchero aquellas piedras que estuvieran recubiertas de algas) hoy pueden hacer frente a lo que sea.
Para mí Lanzarote ya no es una fuga, sino un refugio donde reencontrarse con amigos. ¡Gracias conejeros!
¡Felices Fiestas a todos y mejores fugas a algunos!
¡Nos vemos en Instagram !
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No soy particularmente fan de la Navidad. Ni todo lo contrario. Ahora que eso sí, disfrutar del calor me pone más que a la Lomana una hamburguesa a la parrilla del Rey de la Hamburguesería.
Estas escapadas antifelicidadporobligaciónyñoñeríaporconvicción de las navidades, tampoco me parecen fácil de gestionar en pareja, ¿qué pasa si «la otra familia es apetecible» en el sentido «sobremesa»? ¿Huyen dos? ¿Huye uno? ¿Huye toda la familia? Sería interesante indagar en el tema.
De todas formas, ¡felices fiestas del solsticio de invierno! ¡Buen año nuevo del calendario gregoriano!
Como tú dices, no es fácil de gestionar, pero donde se ponga poder pasar unos días con sol…
¡BESOS!
Querido HKB: a mi me parece muy sabia la decisión de la huida y más si es con sol.
Os deseo lo mejor para el próximo año.
Un abrazo muy fuerte para los dos.
Y yo que creía que ya te había escrito. Aprecio tu tratado de fugas
navideñas. Un abrazo de Año Nuevo
No importa compañera, te sé siempre ahí, y eso es fantástico. ¡Feliz Año!