Facebook es de VIEJOS, me soltó el adolescente de quince años, llenándosele la boca al pronunciar la palabra y con una cara que podía significar muchas cosas, pero ninguna buena.
Yo, ingenuamente, le había sugerido que se comunicara con sus colegas por ese medio. ¡Ja, qué iluso fui! Su mirada lo decía todo: este abuelo va de guay pero está muy Mallorca y no se entera. Claro: ellos prácticamente ya nacieron con whatsapp y tablet bajo el brazo.
Me resitué rápidamente. Sí, no importaba que yo llevara unos pantalones del “Estira Y Oso” como él, ni que me gastase mi dinerete en cremas y estilismo capilar. A sus ojos yo era un dinosaurio, pero no de los que le molaban de Jurassic World 3D (para mí una birria comparado con un Jurassic Park que desconoce o con pelis de Rachel Welch en biquini prehistórico).
No, para él yo era un viejo.
Tengo suerte, no estoy calvo. Pude echarme para atrás el flequillo teñido y mirarle a la cara como si no me afectara. Mi mente recibió la sacudida pero comprendí que en parte yo salía ganando.
¡Ja! yo al menos a su edad había podido jugar en la calle y no había tenido que preocuparme por la posibilidad del ciberacoso. Conmigo, si se metían, sabía quiénes eran. Qué horror ser adolescente hoy en día, sin privacidad, sin atención.
O al menos con eso me intentaba consolar. Qué remedio.
La adolescencia, ese estatus que se expande peligrosamente. Desde bien pequeños ya se quieren comportar como jóvenes, y ya no abandonarán el hábito nunca. En el pasado los niños eran los adultos futuros. Hoy los adultos son los niños venideros (antes los niños hacían los que querían los padres, ahora los padres hacen lo que marcan los niños). ¿Niños todos?
Andamos adolescentizados. La arruga no vende. Y mientras la talla aguante nos vestimos en Hombre &Mujer, Breska o Estrafalarius. Además, la sociedad de consumo nos manda un mensaje claro: Reponen nuestras series, reinventan nuestras películas, nos fabrican juguetes a medida de la mano. Somos la esencia de lo más.
La edad es una actitud, ¿verda? David Bowie, que estás en los cielos, decía: soy un hombre que jamás dejó de tener veinte años.
¿Qué nos pasa? Hace mucho tiempo escribí un post titulado “thirtynagers”. Ahora podría hacer un fortynagers, pues en realidad nuestros hábitos siguen siendo los mismos (pese a que el cuerpo metabolice peor y resista menos festejo).
Hay quien acuñó el término viejoven y le sacó una canción. Busca un trabajo, una casa, cásate, ten hijos, ya no vale lo mismo.
Los cincuenta son los nuevos cuarenta. Y un día descubres que es cierto, que te encuentras divinamente contigo mismo con el cuatro delante.
Sigues sintiendo joven tu espíritu, con ilusión y curiosidad. Mantienes intereses y sueños. Aunque debas hacer más deporte para endurecer las carnes.
Quién sabe si has madurado. Sí, utilizas Facebook, pero no te cierras a otras novedades.
Eres viejo, quizá sí. Pero sobre todo deseas ser alguien interesante.
¡Sed muy Felices!
Podéis chafardearme en Instagram
🙂 Grupo de Hong Kong Blues en FACEBOOK.
Mientras hablemos de la re actualización, creo que vamos bien. Pero rechazo el estancamiento en un pasado que ni siquiera fue tan bueno… Aunque en Asturias antes hacía sol en el verano… ;-P
Exacto, estancamientos los mínimos. ¡Besos!
Querido HKB: pues yo ni te cuento lo viejecilla que soy…pero no me importa, porque a veces extiendo mi adolescencia con las redes sociales, jajajaja.
Preciosa tu portada, felicita a Victor.
Un abrazo!!
¡Gracias! :-*
Eres un SOL y un pozo de eterna juventud y madura sabiduría.
Me encantas. ¡Gracias!
Eres un moderno. Oye! Esto está muy bonito, gusta, gusta
¡Me alegro! <3