Ver para Entender

Hace pocos días, celebrando nuestro 7º aniversario de boda y tantas otras cosas

“Qué bien que vayas a visitarlo tú”, me dijo la madre del paciente cuando me vio llegar al box de urgencias. A mi hijo le va a sentar muy bien”. Ese día yo llevaba el pelo rosa y varias chapas en mi bata (entre ellas las de la bandera lgbti y la trans). Su hijo había realizado un intento de suicidio y había recibido bullying en la escuela.

Nada más verme entrar su cara cambió. Sentí que sería posible abordar la mejora de su desesperanza vital. Y me consta que esto mismo les sucede a mis colegas trans* visibles cuando atienden a personas que están pensándose entre el miedo y la valentía.

Veinte años atrás, sin embargo, cuando llegué al hospital y mi pluma se percibía hubo quien desde el cariño y la preocupación me recomendó “que no se me notara, que no lo fuera diciendo”. Entonces era tan extraño ver a un profesional evidentemente queer con bata blanca como tiempo atrás lo había sido una mujer al volante, con pantalones, doctora o, simplemente, divorciada.

¿Qué había sucedido en esos veinte años para que lo que al principio era un estigma se tornara un valor añadido? La visibilidad, la normalización, la naturalización. La misma que acabó con los castigos (o la quema en la hoguera) de las personas zurdas o las albinas, por poner un par de ejemplos.

Dejar atrás las supersticiones y las cazas de brujas para abrazar la diversidad presente en la naturaleza es importantísimo.

Para quienes se aferran a la biología aquí dejo algunos apuntes.

El famoso biólogo Christian Kropf nos recuerda que la homosexualidad está presente en 1500 especies animales. La bisexualidad en otras tantas.  Lo que es antinatural es la homofobia y la discriminación por razón de sexo.

La bióloga Brigitte Luis Guillermo Baptiste nos enseña que en la naturaleza existen casos de transexualidad, por lo menos, en el 20% de especies.

Momento en el que nuestra familia nos llevó al altar

Mi abuelo (disculpa que lo vuelva a nombrar pero es que su sabiduría merece recordarse siempre), como buen hombre de campo, todo esto lo sabía. Por eso no dudó a la hora de llevarme al altar. Su preocupación no era que me casara con un hombre, sino que hubiera quien aún no lo entendiera. Para mi abuelo sólo había dos tipos de pareja: “la que te aleja de tu familia y la que te acerca a ella”, y Víctor era (es) de los segundos, por eso le gustaba.

Actualmente veo a muchxs abuelxs que abrazan a sus nietxs desde el amor incondicional, superando categorías de orientación o identidad. Y eso que supuestamente ellxs deberían ser lxs más reacixs o tradicionales. Pero no es así. Porque seguramente han vivido lo suficiente como para recordar el peligro de quemar libros.

Estos días en los que se reivindica la dignidad de las personas lgbti me maravilla seguir presenciando el amor y apoyo de tantas personas hacia sus nietxs, hijxs, compañerxs.

Que todo esto se vea y mucho.

La visibilidad fue, es y será nuestra más poderosa herramienta. Carla Antonelli.

Si normalizas con tus hijos la homosexualidad no hay más posibilidades de que sean homosexuales. Lo que hay son menos posibilidades de que sean homófobos. Jodie Foster.

Un abrazo enorme.

Qué gusto que estés aquí.

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  www.agustinkong.com

4 comentarios en “Ver para Entender”

  1. María Cortés ex bitacoracardiosaludable

    Querido HKB:
    Eres una persona excepcional. Resiliente y con una gran suerte en el amor.
    Que pena que estes tan lejos.
    Un abrazo!

  2. Under The Love is Love

    ¡Qué bien explicado! Que pena que esa sabiduría no la hayamos sabido transmitir como sociedad a las nuevas generaciones (miedito me da el futuro)

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