Buenos días, damas y caballeros,
tengo dos cosas que decir y no sé por cuál de ellas empezar: una es un comentario propio de alguien chic-sibarita-culto-y-viajado, y la otra no, de ser terrenal. Las dos, sobra decirlo, la mar de interesantes e instructivas.
Así que dejo a su elección el orden de lectura. Yo las indico debidamente al principio y ustedes las leen en el orden que quieran. Si es que quieren, claro.
COMENTARIO CULTO:
¿También es Made in China el Nuevo Valle-Inclán? (parece que últimamente todo viene del mismo sitio)
El otro día iba yo en busca de algo que saciara mi sed de “alta cultura” cuando me topé con la exposición de un artista excepcional. El susodicho es Li Wei, y la crítica le hace justicia dejándole tan bien como lo hace. Este genio de las performances te obliga a interactuar con sus creaciones, y sus obras no dejan indiferente.
Aunque la serie “Li Wei falls to” es una gozada, yo quería comentar algo sobre su acción “Mirror”, en la que el artista saca su cabeza por un espejo de tamaño considerable, y el simple reflejo de la realidad se convierte en algo capaz de remover.
Esto me hizo pensar en Luces de Bohemia: en los espejos del Callejón del Gato, y en el Esperpento.
Si bien Valle-Inclán se valía de espejos cóncavos y convexos para devolvernos una imagen absurda de la realidad (quizá más real que la observada por los ojos directamente), parece que en estos tiempos que nos ha tocado vivir ya no hace falta deformar el espejo para obtener un efecto similar: la consciencia de vivir en el esperpento.
A veces es así, necesitamos del espejo, o del otro, para que nos devuelva una imagen de nosotros, de lo que nos rodea, que nos permita evolucionar. Puede ser una imagen, o la palabra (¿existe algo más poderoso?).
Una frase (lapidaria) de Luces de Bohemia para finalizar la "sección culta": “Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas”.
COMENTARIO NO TAN CULTO (que no es igual a inculto):
Colchones Des-enfundables
Estos días he estado intentando mejorar el interior de mi estudio-vivienda-celda-de-30-metros ante posibles visitas familiares.
Y es que de los 30 metros comentados, 28 estaban conquistados por la humedad, así que cual Pelayo, me lancé a la Reconquista.
Mejor no les cuento lo difícil que ha sido manejarse en ese espacio, ni les muestro fotos (porque las hice, las hice).
Pues bien, una vez las paredes estaban repintadas por tercera vez, el polvo bajo control, el suelo limpio de restos de pintura, etc. me dispuse a montar la cama. ¡Ah! ¡Ingenuo de mí! ¡La tarea más dura estaba por llegar! Enfundar el colchón fue, con diferencia, lo más difícil de toda la reforma.
Así que desde aquí lanzo una idea a los fabricantes:
Indicar en la etiqueta, del mismo modo que se detalla si un colchón es desenfundable, si es "enfundable", por favor.
Sed felices.