Mi madre se ha vuelto cursillista extreme. Hay gente que se acerca a los cuarenta y le da por mutar en triatleta (en Barcelona, a paladas) y hay mujeres que cuando llegan a una edad estupenda se vuelven cursillistas. Lady Laca.
De hecho no me la he podido llevar de viaje para celebrar su cumpleaños para no interferir en sus cursos: “¿Cómo voy a faltar a clase justo ahora que empiezan? ¿Qué le voy a decir a la Eusebia y a la Cati?”.
El otro día faltó la profesora y mi madre encantada, pues ya se encargó ella de dinamizar la clase y evitar que la gente se fuera. Como la Agrado. Nosotros estamos felices de ver que se encuentra en esta etapa tan activa y sin complejos (si exceptuamos que no soporta no ser la primera de la clase).
Claro que para pocos complejos los de la señora de la limpieza, que ha decidido celebrar su pre jubilación plantándose una 95 de pecho (“chiquillo, es que yo toda mi vida he estado acomplejada porque tenía muy poquita cosa”) en la misma clínica que su consuegra (“fuimos juntas y nos hicieron descuento”). Le han quedado fenomenal. Y lo puedo decir con conocimiento de causa, porque no paró hasta que me las enseñó. Os prometo que me resistí todo lo que pude pero en un descuido soltó el mocho y “zas” me las plantó delante.
PITICLI se ha puesto ortodoncia y le está quedando un comedor monísimo. Y aunque hay quien echa de menos su antigua dentadura picassiana “porque le daba mucha personalidad”, en general no para de recoger éxitos.
Yo he decidido quitarme las canas. Y siguiendo los consejos de mi peluquera, actualmente llevo el cabello más negro que Jorge Negrete. Lo que nadie te cuenta es que la primera vez que te haces el tinte en casa tú solo te acercas más a la Señora Doubtfire que a Marcello Mastroianni (cuyo estilo quería imitar). Cero Glamour, 100% ahorro.
Ahora soy esclavo del tinte y de la gomina en cantidades industriales. Y ha tenido tan buena acogida el cambio de look que aunque se me cae más el pelo que a un Pastor Belga (el perro, no el trabajador) resistiré por el bien de mi ego.
Y hablando de egos, la otra tarde estuve en un encuentro de ego-bloggers y me encantó la definición que hacían algunas de las presentes de la pareja. Tu pareja es aquella persona que te saca las fotos de los looks.
Aunque a falta de novio, bueno es un selfie. No hace falta más que comprobarlo en instagram.
Y como hace tiempo que no os recomiendo ningún lugar, ahí van un par de direcciones para ir solo o acompañado. No son lugares glamorourosos, quizá no compiten en las grandes ligas, pero veréis que tienen su gracia (y sobre todo su buen precio).
CALEUCHE, HORNO PATAGÓNICO. Justo enfrente de Sant Pau del Camp, una joya románica poco conocida (tenéis que visitar su peculiar claustro) está esta pizzería. Muy bien ubicada entre Paral·lel, el Poblesec y el Raval tiene un servicio verdaderamente encantador, unas pizzas estupendas y unos precios anti crisis. C/ Sant Pau 116.
NANAYA. Un japonés que ofrece platos muy correctos a muy buen precio. También se puede comer un estupendo Bibimbap coreano. Pero quizá lo más curioso es que funciona como en Japón: a la entrada encontraréis unas máquinas desde las que seleccionar los platos, tapas, bebidas o postres que luego os servirán. Ideal para viajeros nostálgicos y amantes del diseño y los mercadillos, ya que a pocos metros podréis visitar el DHUB o los nuevos y espectaculares Encants. Av. Diagonal 173.
¡Nos vemos en Instagram !
¡Brindo porque nunca es tarde para empezar de nuevo! Y a tod@s l@s que dicen que a ciertas edades es tarde para *lo que sea*, que se amarguen en silencio… querer es poder y tenemos la obligación de cambiar y mejorar. Y punto. O polvo, porque lo de Anita Oregón me parece muy fuerte… ;-D
Jajaja. ¡Brinedemos! ¡Y no nos estanquemos! Un besazo
Aaay, qué bueno eres, cómo me amenizas las guardias nene! jajajaja
¡Qué SOL eres tú, con tus palabras y tu fidelidad! 🙂
Original, as usually. Regards
Tan deliciosa como siempre, compañera. ¡Besos!
Querido Agustin: me parece fenomenal el espíritu de superación de tu madre y el vuestro para mejorar aunque yo te veía estupendo, además a los hombres las canas le hacen interesantes, en cambio a las mujeres nos hacen viejas. Un beso y gracias por tus direcciones, tomo nota!.
Jajaja. Entiendo lo que dices, pero las canas terminan por pesar siempre 😛
Toma nota y resérvame un ratito en BCN.
¡Besos!