\»Nadie necesita más unas vacaciones que el que acaba de tenerlas\». Elbert Hubbard.
Había una vez un treintalescente que tras unas semanas en Taiwán debió volver a su cotidianidad. Por suerte su realidad no estaba del todo mal y su tarjeta de crédito podía exprimirse un pelín más aún, de manera que nuestro protagonista tuvo un aterrizaje movido pero llevadero.
Dado que mucha gente de su entorno le pidió la crónica vacacional, dicho sujeto peterpanesco decidió enumerar las anécdotas más destacadas de su viaje en este entrañable post.
Primero. Todo aquel que desee viajar a Taiwán deberá justificarse. Os lo aseguro. Nos lo preguntaban aquí y allí. ¿Pero por qué Taiwán? ¿No será Tailandia? ¿En serio os está gustando nuestro país? Y la respuesta era sí.
Taiwán tiene el encanto de lo desconocido, de Asia, de una isla tropical, de la seguridad en la calle, de lo tremendamente organizado que está, de sus playas, de sus montañas, de sus mercados nocturnos, de lo barato que resulta… de lo encantadoras de sus gentes. Pero a vosotr@s seguro que os gustará más conocer sus peculiaridades.
Los horarios en Taiwán son un galimatías. Comen a las 12h y cenan a las 18h, mientras que las tiendas pueden abrir a las 14h y cerrar a las 23h. Sí, puedes terminar de cenar e irte a comprar con calma al Carrefur o al UNIQLO tan ricamente. De todos modos, como les encanta comer y hay un sinfín de opciones, en realidad desde que se levantan hasta que se acuestan comen.
En verano la temperatura es muy elevada, y la humedad también. No obstante, la comida (y la cena) habitual es una sopa de tallarines muy caliente o un caldo al que se le van echando todos los ingredientes que tú quieras para que se vayan cociendo in situ. Por supuesto, con el aire acondicionado a tope.
Al igual que Japón o Corea del Sur, Taiwán es el paraíso de los meones. Sí, todo el país está repleto de baños públicos (estaciones de metro, parques, etc.) perfectamente indicados y limpios. Ideal.
Taiwán es un destino turístico habitual para japoneses, coreanos del sur, hongkongeses, singapureses… pero no para occidentales. Así que prepárate, porque aunque hablan bastante bien inglés y metro e indicaciones generales están traducidos, muchos mapas de turismo no. Claro que ellos son tan amables que no hace falta.
En Taiwán resultas exótico y confuso. Se harán fotos contigo, les llamarás la atención… pero les costará saber si el de la foto de tu pasaporte y tú sois la misma persona. De verdad, se lían. ¡Es que todos nos parecemos!
Nunca verás tantos hombres occidentales heterosexuales feos como en Taiwán. ¿Por qué? Porque han descubierto que allí resultan guapos. Es muy llamativo, la verdad.
Y nunca verás más parejas de chicas por la calle que allí. Hay muchas explicaciones posibles, y todas resultan curiosas. En todo caso, es así.
En Taiwán se lleva ir al Karaoke, pero también las boleras-discoteca. Lo más.
Es un territorio en el que cuando te cruzas con otros occidentales, éstos te ignoran. De verdad. Quizá tengan miedo a que les quites protagonismo.
A los templos se llevan ofrendas. Fruta (mucho kiwi, claro, con tanto arroz), billetes… pero también maquillaje y pizzas acabadas de traer por el repartidor. Sus Dioses están muy actualizados.
Sus hamburgueserías molan más. Tanto en las cadenas habituales como en las autóctonas, suele haber hamburguesa de marisco, de tofu… y posibilidad de arroz prensado en vez de pan.
No te esfuerces en decir muchas expresiones en mandarín, no te entienden. Mejor inglés. Os juro que fue un frustre. Y rizando el rizo: un taiwanés y un habitante de la china continental hablan igual (mandarín) pero escriben distinto (chino tradicional versus chino simplificado). Un taiwanés y un hongkongés escriben igual y se entienden por escrito (chino tradicional) pero hablan distinto (cantonés). Un hongkongés habla y escribe habitualmente distinto a un habitante de la China continental.
Una de sus más célebres “delicatessen” es el “tofu apestoso”, un alimento que hace honor a su nombre. Huele a diarrea, y todos los alrededores donde se cocina también. Da igual que ellos digan que nosotros comemos queso azul, eso no tiene perdón de Budha. Dicen que es una delicia. También adoran el zumo de espárragos en lata.
El restaurante más famoso de Taipei actualmente es uno cuya temática son los váteres.
Las facturas de cualquier compra llevan impreso un número de lotería (fue el sistema que encontró el gobierno para estimular a que los ciudadanos no realizaran transacciones “en negro”).
En Taiwán hay un té excelente, pero también más cafeterías que en cualquiera de los países colindantes. Eso sí, resulta bastante caro y tardan dos días y un amanecer en prepararlo. Lo más difícil, de todos modos, es tomar alcohol en las comidas. En muchos lugares no hay ni cerveza. Pero si buscas, encuentras.
Tampoco es fácil encontrar servilletas. Al final descubres que suele haber alguna caja de kleenex cerca para los comensales. De todos modos, ellos son muy habilidosos y se manchan poco.
La arquitectura tiende a lo delirante y al feísmo, pero los templos son maravillosos. Al igual que la naturaleza, que lo cubre todo. Es posible salir del metro, sólo a una parada de la zona de los rascacielos en Taipei, y a 500 metros iniciar un trekking por la frondosidad casi selvática.
Es posible ir a playas idílicas, de postal. También es probable que compruebes cómo ellos se bañan vestidos para no broncearse, con chalecos salvavidas, con sus perros y/o en zonas cercadas para evitar ser arrastrados por las corrientes. Dado que el sol abrasa, es posible ver a chicas conduciendo motos con una pamela sobre la cual se plantan el casco.
Y hablando de perros. Allí son tratados como peluches. Los sacan a pasear en carricoches, en brazos como un bebé, vestidos, de peluquería… y rara vez sueltos o con correa para que se desfoguen.
El 2% de la población es aborigen. Así que puedes ir a zonas en las que te encuentres con espectáculos temáticos. Hablan otras lenguas y su aspecto es distinto. También es posible que tú les resultes más llamativo a ellos que ellos a ti.
La naturaleza es impactente. Y sus animales también. Prepárate para toparte con arañas y mariposas de tamaño descomunal. O con indicadores que te alertan de seres venenosos inesperados.
Taiwán se encuentra en una zona sísmica, o sea que algún terremoto experimentarás. A diferencia de las películas, a nosotros nos sucedió mientras estábamos en el wc. Error de glamour total.
En definitiva, un viaje más que recomendable. Es un lugar tan fácil, la gente es tan maja… Reconozco que he disfrutado una barbaridad y que en algún momento incluso me emocioné.
Ahora toca disfrutar de lo conocido, de intentar hacerlo mejor en lo cotidiano. Y he de reconocer que tenía ganas de volver a estar en contacto con vosotros.
¡Hola de nuevo! ¡Sed muy felices!
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WWWWOOOOWWWW ¡¡¡ME HA ENCANTADO!!! Los de turismo de Taiwan deberían de contratarte.
Pues yo me dejaba contratar encantado! Y eso que no he hablado de sus maravillas! ;-P
Querido HKB: creo que la elección de vuestro destino ha sido un acierto. Me ha encantado tu crónica.
Gracias por todo, un abrazo.
Ay, querida colega, yo también lo creo. Nada más agradable que viajar a un lugar amable y donde no hay masificación turística. ¡Un besazo!
Vosotros a Taiwan y yo a Lugo. ¡C`est la vie! Me alegro mucho.
Jajaja. Bueno, yo tengo tantas ganas de conocer Lugo que probablemente en otra ocasión será justo al contrario… ¡Besos!
Ha sido un placer teneros por aquí y conoceros en persona, por fin! Me alegro muchísimo de que os haya gustado Taiwán, es un país no muy conocido pero que vale muchísimo la pena!
TaipeiStyle
Gemma