La distancia más corta entre dos personas es una sonrisa. Víctor Hugo.
Vi esta frase en el blog de una conocida y no pude evitar darle vueltas. Porque aunque nos guste sonreír, ¿deseamos verdaderamente la cercanía? ¿Estamos preparados realmente para la proximidad y la convivencia?
Lo digo porque hace poco me enteré de que a dos amigas el churri “se les esfumó” justo el día antes de las vacaciones, y, por lo que me cuentan, se sonreían.
Sí, antes se hablaba de los divorcios post vacacionales, basados en el “estrés” de convivir 24 horas sobre 24 horas, ¡pero ahora ya es incluso antes de que suceda! (ansiedad anticipatoria, en términos psiquiátricos, ejem).
A Piticli le dije: “mira, después de Taiwán como si quieres darme la patada voladora (léase divorcio) pero dejarnos antes de las vacaciones, ni hablar. ¡Con billetes y hoteles reservados!”. Ya me pasó una vez, dos no. Ser romántico está bien, ser práctico mejor.
Otra amiga me explicó que a su ex el cangueli+huida le entró durante los preparativos de la boda, y más de una me dijo que lo que no superaron fue la prueba de la convivencia. ¡Josú cómo está el patio!
Desde luego parece que la convivencia simplifica la economía pero mata la pasión. Hay quien recomienda como antídoto tener alguien que te haga las labores domésticas, que la vivienda tenga, como mínimo, dos baños y no descuidar tu ropa íntima. Claro que si eres naturista, cocinitas y manitas igual también resulta.
En el otro extremo tenemos aquello de que el roce hace el cariño y la gente que defiende a capa y espada lo hermoso que es terminar la jornada en compañía ydormir juntos. Independientemente del nivel de romanticismo una cama grande es recomendable.
Un amigo romántico me hablaba del reto que le va a suponer a él y su pareja el hecho de que su trabajo lo envía a otro país. Él lo llamó reto, pero una de las Musas lo define así: “amor en la distancia, felices los cuatro”.
Sin embargo, esta mañana los padres de una paciente narraban encantados lo bien que les va vivir separados (“nos vemos cada trimestre, pero es que juntos no aguantaríamos ni un mes”, aseguraban). El silencio separa más que la distancia, sostenían. Ok, tener tu espacio es fundamental, ¡pero es que al padre lo habían destinado a China!
Llegados a este punto uno se pregunta ¿cuál es la distancia justa? ¿Queremos más espacio o cercanía? ¿Cada uno ha de definir el suyo? Y sólo se me ocurre una respuesta: ni idea, pero por si acaso, contratemos un seguro de anulación en tus vacaciones.
¡Sed muy Felices!
Pd. Y hablando de distancias, he dejado a PITICLI en casa con gripe y acabo de volver de CASA CAMPARI. ¡Eso sí que ha sido un espacio! ¡Os dejo una foto aquí y el resto en instagram!
No creo que nadie tenga respuesta al dilema, pero parece un tema básicos tratar para llevar bien una relación. Incluso, parece uno de esos temas que deberían ser revisados con el tiempo y ajustados al momento.
¡Que se mejore Piticli!
Mil gracias por tus palabras. Transmitiré tu apoyo a SÚPER PITICLI 🙂
Entiendo que el sentido del humor y la madurez no abundan
entre los seres humanos. Ese es el problema de la convivencia
y no otro.
Probablemente tengas muchísima razón. ¡Un fuerte abrazo!
Querido HKB: mi padre dice que el estado menos malo de una persona es vivir en pareja…
Dale un abrazo a Piticli y que se mejore.
Otro para ti…
Soy absolutamente FAN de tu padre. Por muchos motivos. Qué sabiduría. ¡Besos!