Mentir se nos da muy bien en mi familia. Eso y cocinar arroz. Mentimos convencidos y además con ligereza. Vamos, que no nos tiembla el verbo.
Nos gustan las historias con aderezo extra, intensas, y si alguna parte de la escena no nos convence, pues la obviamos cuando debamos contarla posteriormente y punto. Somos así, cuentistas.
De todos modos, nos pasan cosas tan surrealistas que el oyente creería que es falsa la verdad y viceversa. Pero no sólo a mi familia, mi entorno es de lo más original también. Y a mí me gusta así.
Yo creo que la mentira forma parte de la diplomacia y hace que el mundo funcione mejor, más suave.
¿Quién quiere saber toda la verdad? ¡Nadie! ¡Y menos que te la digan a la cara! El que quiera saber, que pregunte o indague. Y suerte.
Desde luego yo no necesito saberlo todo de los otros, ni de mí. ¡Quita bicho!
Con lo a gusto que estoy yo en mi película.
La verdad está muy sobrevalorada, cuando debería darse en pequeñas dosis. ¡Dios me libre de verdades como templos, con lo poco que me gusta la religión!
PITICLI, en cambio, se pone fatal con la mentira. Le altera de tal modo que cualquiera creería que le han puesto pirañas en la bañera.
Que si entonces no se puede confiar, que si qué necesidad hay, que si eso es muy bajo, muy cateto… la verdad es que tiene muchos adjetivos siempre a mano.
Pues entonces no sé qué hace que no vive en un país nórdico en vez de aquí. ¿Será por ser de Asturias? Porque lo que es en estas tierras los habitantes tenemos el organismo preparado – gracias a la evolución de las especies y a la supervivencia- para el calor, el aceite de oliva, los petardos y la mentira.
PITICLI es de la verdad, de la honestidad. O eso dice. Madre mía, qué valor. Claro que no confundamos sinceridad con falta de tacto. No nos equivoquemos, la Esteban no es su ejemplo a seguir.
PITICLI se maneja en la verdad de una manera admirable y exótica. Yo no podría, lo veo entre vintage y kamikaze.
La única ventaja que le veo es que no necesitas tanta memoria para recordar la versión que diste de los hechos.
Pero como lo que nos gusta aquí es hablar y no escuchar, pues asunto resuelto. A olvidar, que son dos días.
¡Sed muy Felices!
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Jajajaja, querido HKB yo soy más de Piticli, la verdad, aunque a veces es un arte saber mentir y necesario en algunas ocasiones…a mí se me nota.
Un abrazo! ah! y celebro que se os dé bien hacer arroz, no es patrimonio de todas las familias!
Jajaja. A ti te pega ser noble y honesta, qué se le va a hacer. ¡Besos enormes!
Hombre, sinceramente creo que mentir por mentir exige un esfuerzo y una energía que triplica la de ser fiel a la verdad de uno (que no digo tener la verdad en la mano). Eso sí, hay que respetar la verdad de cada quien.
Luego nos quejamos de los políticos y no son más que el reflejo fiel del panorama social patrio. Mentirosos y orgullosos de serlo.
No puedo añadir más. ¡Ay! ¡La verdad de cada quién!
La `primera fuerza que mueve el mundo es la mentira, escribió Jean Fraçois Revel y yo le creo. Chao.
¡Uauh! ¡Gracias por mostrarme una cita tan increíble!