Del revés. De pequeño yo escribía del revés. De derecha a izquierda. Y por sílabas. Así que imaginaos lo arduo que fue aprender a leer.
Recuerdo las muchas noches en el sofá junto a mi madre. Mi padre en la cama. La casa en silencio. Un cojín sobre mi regazo. Y sobre éste, el libro de lectura.
Repasando una y otra vez. La unión que genera las sílabas. La unión que genera las palabras. Fue una suerte que mi madre fuera más persistente, tozuda y competitiva que mi peculiaridad.
Pasó el tiempo y yo aprendí a leer. Incluso a comprender deprisa lo que aquellos símbolos querían decir. Y me convertí, irónicamente, en el que leía más rápido de la clase.
Comencé a escribir de izquierda a derecha. Comencé a escribir y ya no dejé de hacerlo.
En mi familia nos gusta mucho contar historias. Más que escucharlas, probablemente.
Recuerdo el día en que tuve conciencia de querer ser escritor. Menudo berenjenal. Menos mal que llevo en las venas la misma tozudez de mi madre.
También recuerdo el primer libro que verdaderamente me marcó. O la vez que me di cuenta que me pone la gente que lee. Cada uno con sus filias, oye.
Mientras mis libros se gestan nada mejor que hablaros de otro, mucho más universal: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha.
¿Por qué? Porque, aunque sea una obviedad, verdaderamente vale la pena leerlo. Todo lo que os digan es cierto: es divertido, muestra un país semejante al actual, y resulta lúcido hasta decir basta. Eso sí, haceos con una buena edición, para que el lenguaje no os eche para atrás.
Una de las cosas que me llamó la atención es que… ¡en la época del Quijote ya estaba mal visto hablar bien de los catalanes! De hecho, a Cervantes no le perdonaron que ubicara a su personaje en Barcelona y no en Madrid para que descubriera lo que era la ciudad.
Se habla poco de la importancia de Barcelona en la novela, y es una pena. Irónicamente, desde Barcelona tampoco se reivindica lo suficiente esta importancia.
Aquí El Quijote ve por primera vez una imprenta, el mar o la vida cosmopolita. También se enfrenta no sólo a su enemigo final, sino también a un área con problemas de seguridad y robos.
Los que me conocen saben de mi pasión por Barcelona y El Quijote. A muchos les he llevado a recorrer lugares emblemáticos de la novela. Ahora es vuestro turno.
Casa de Cervantes. Passeig Colom, 2. Se cree que Cervantes estuvo alojado aquí en 1610. Observad las ventanas decoradas y la reproducción a gran escala, en el portal, del inicio de la novela. Por el cercano Carrer Ample estuvo, supuestamente, alojado Don Quijote. Una opción estupenda si queréis tomar algo por la zona es acercarse a la Plaça dels Traginers, con su inesperado torreón y muralla.
Barceloneta. Aunque ha cambiado considerablemente, ésta es la primera y única playa que conoce Don Quijote. Aquí se desarrolla un importante duelo, y aquí es uno de los escasísimos lugares donde podréis probar el Poké, la comida hawaiana preferida del Presidente Obama. DELICIOSA. Poké Maoli.
Carrer del Rec y Santa María del mar. Son imágenes que se repiten en las ilustraciones, y lugares que merecen cualquier excusa para visitarse. Para reponer fuerzas una estupenda opción cercana es Casa Delfín, junto al Mercado.
Plaça del Pi, carrer de Perot lo Lladre y, sobre todo, el número 14 del Carrer del Call (en plena Judería). Perot lo Lladre fue un famoso bandolero que hizo de guía al Quijote. En el 14 del Call se ubicaba una antigua imprenta, probablemente la primera que vio nuestro protagonista. Lo reconoceréis por el cartel de “Dulcinea” y los esgrafiados alusivos.
Para reponer fuerzas podéis tomaros algo en la terraza del Hotel Neri, en la preciosa Sant Felip Neri, o en la Placeta Manuel Ribé (cerca de la Sinagoga Mayor).
Parc de Cervantes. Un tanto alejado de todo y quizá por eso está tan bien conservado. Junto a la parada de metro Zona Universitaria. Una rosaleda con cinco mil rosas, alguna ardilla y el lugar escogido por los novios chinos para sus reportajes de boda. No es difícil encontrarse a las novias vestidas de rojo tradicional y de blanco occidental con sus equipos de fotógrafos.
Para tomar algo, poca opción. Mejor deshacer el camino y volver al metro. Acabar del revés puede ser un inicio, ya os lo dije al principio.
Disfrutad, leed y… ¡Sed muy Felices!
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\»Barcelona\», exclamó Don Quijote, es “archivo de la cortesía, albergue de los extranjeros, hospital de los pobres, patria de los valientes, venganza de los ofendidos y correspondencia grata de firmes amistades, y en sitio y en belleza, única.”
Querido HKB: me ha gustado mucho tu post, sobre todo esta última definición cervantina de Barcelona. Nosotros coleccionamos Quijotes traducidos en otro idiomas, el último en vietnamita, jeje.
Un abrazo!!
¡Qué colección más interesante! Te adoro.
¡Genial recorrido! Me ha encantado este post. Y Barcelona.
¡Cuánto me alegro! Qué bien. ¡Besos!