Por si nos encontrábamos a la Baronesa Thyssen, en la inauguración de la exposición en el CaixaForum, llevaba yo un mechero (aunque ya no fumo) y un paquete de caramelos. No es que se los quisiera vender, es porque las dos cosas me vinieron muy bien hace unos años, cuando me la presentaron (o, en lenguaje oficial, “me la introdujeron”).
Tenía pensado decirle, si finalmente hablaba con ella, que un personaje de mi novela realiza una acción inspirándose en una suya. Ya imaginaréis cuál. Pero mi gozo en un pozo. Eso sí, pena ninguna, pues la exposición es una maravilla, y sólo por disfrutar del Chagall, del Hopper o del Georgia O’Keeffe hay que ir.
Lucía yo para la ocasión un look de galerista petardo muy apropiado. O, como dice PITICLI, muy “Señor de Barcelona”.
Un “Señor de Barcelona”, según PITICLI, siempre lleva gafas de pasta y lo mismo es humorista que cineasta que escritor que diseñador gráfico o artista conceptual.
Un \»Señor de Barcelona\» parece profundamente superficial pero no lo es. Viste modernete y, generalmente, conserva el cabello y la talla. Efectivamente, Isabel Coixet también podría ser un señor de Barcelona.
¿Y Eduardo Mendoza? Por supuesto, pero a él no me atrevería a abordarle, ni con caramelos ni sin, después del bufido que me pegó la última vez que coincidí con él. Para colmo de mi desgracia, en casa somos tan adoradores de Mendoza que PITICLI se puso de su parte y no de la mía, y no tengo yo ahora el cuerpo para divorcios.
Pero bueno, a lo que iba, que gracias a mi cabello blanco y a la miopía me he convertido en uno de ellos. Y lo mejor de todo: he encontrado a mi público. ¿Literario? ¡Qué va!
Tiene guasa: toda la vida luchando contra la cana y abusando de la lentilla y ahora que no tengo más remedio que llevar gafas y ahorrar en tinte me llueven los piropos.
Fijo que es porque cierto tipo de persona mantiene una fantasía no resuelta con su profesor, y que debe de ser lo que yo despierto.
Para acabar de redondear la ironía, me ha sucedido otra cosa curiosa. Dicen que las gafas empequeñecen los ojos, pero en mi caso lo que han hecho es agrandar mis piernas. Ya, yo también alucino. Pero si no, no me explico por qué precisamente ahora la gente se percata de que tengo los gemelos grandes. Para fetichismos los colores.
Me escriben privados, me tocan al pasar y hasta un pintor me pidió dibujarlos (obviamente accedí, pero no le quise cobrar aunque me ofreció dinero, pues yo no me vendo).
Si el cuadro queda bien igual se lo comento a la Baronesa cuando la vea.
Porque, esto es fundamental, un \»Señor de Barcelona\» ha de saber conversar de todo. Y ella, por cierto, también posee unas piernas estupendas.
Conversad y… ¡Sed muy Felices!
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¡ES USTED UN SEÑOR DE BARCELONA TÍO BUENORRO E INTERESANTE!
Si así son los señores de su ciudad… ¡tod@s a Barcelona! ¡al abordaje!
Jajaja. ¡Qué bueno ser todo eso a sus ojos! ¿Necesitará usted gafas o lentillas? ¡BESOS ENORMES!
Querido HKB : tenéis una planta los dos de auntenticos señores da igual la ciudad. Me gusta tu nuevo look y si no es nuevo, no me había dado cuenta. Muchos besos!!
Jajaja. Las gafas son nuevas, de ahí el cambio. Me gusta que nos veas así. 🙂 ¡Besos!