Se puede viajar con el estómago y alimentarse por la mirada. O al menos así lo pienso. Siempre me ha gustado viajar. Y comer. Y me encanta la gente que disfruta de ambas cosas. Por eso hoy he decidido compartir algunos de los escenarios más sugerentes (y fotogénicos) de Catalunya, acompañados de propuestas de restaurantes.
Podéis ir únicamente a gozar de su gastronomía, por supuesto, pero como vivimos en época de redes sociales, os facilito también rincones instagramables.
El Priorat. Una comarca hermosísima y poco dañada por el turismo (de momento), sede de dos vinos de renombre: Priorat y Montsant. Pinos, tierra rojiza y pueblos encantadores. Sobresalen Siurana y las ruinas de la Cartuja de Escaladei, pero poblaciones como la Vilella Baixa no se quedan atrás.
PARA COMER, sin duda: Brots, en Poboleda, un pequeño restaurante donde el amor por la gastronomía es tal que incluso elaboran sus propios embutidos. C/ Nou, 45. T. 977 827 328.
Miravet y las Catedrales del Vino. A poca distancia encontramos uno de los pueblos más fotogénicos de Catalunya (Miravet) y algunos de los edificios más sorprendentes para el turismo: las Catedrales del Vino, cooperativas vinícolas y aceiteras que muestran la belleza de la unión y el ingenio. Dos buenos ejemplos son la cooperativa de Gandesa y la de Pinell de Brai (la más espectacular).
PARA COMER: Molí de Xim, un restaurante con una terraza muy agradable y un menú abundante. Carrer Verge de Gràcia, 29. T. 635 11 10 25. Miravet.
Besalú. Pocos pueblos parecen tanto una postal como éste. Como diría Alicia Santiago, ideal para una “vacación” (mini vacaciones que pueden ser incluso de un sólo día). Un destino infalible que debemos recorrer y absorber pausadamente.
PARA COMER: Restaurant Pont Vell, con una carta excelente, una atención encantadora y una terraza con unas vistas alucinantes. Carrer de Pont Vell, 24. T. 972 59 10 27.
S’Agaró (pero también el interior). Pocos Caminos de Ronda -senderos paralelos al mar- son tan fotogénicos por sus aguas, su naturaleza y su arquitectura como el que parte de la Platja de Sant Pol hacia Sa Conca.
PARA COMER, sin embargo, os animo a que os dirijáis al interior, pues en poco más de media hora en coche encontraréis unos pueblos medievales bellísimos (y es que el Empordà es mucho Empordà). Un buen lugar puede ser la terraza de El Roura Blanch, en la plaza porticada de Monells. Un escenario con mucho encanto de día o de noche, y una buena relación calidad – precio. Plaça Jaume I, 3. T. 972 63 07 70.
Blanes. Quizá ensombrecido por la cercanía de Tossa de Mar, Blanes no suele ser una visita habitual. Posee un bonito centro urbano pero, sobre todo, un espectacular jardín botánico sobre los acantilados y el Mediterráneo.
PARA COMER: una buena opción es el Buggy, con una fantástica terraza en el paseo marítimo y un menú calidad – precio estupendísimo. Calle De Pau Casals, 49. T. 972 33 60 64.
Espero haberos animado a disfrutar de esos escenarios. ¡Tengo más preparados!
Sepamos disfrutar de los paraísos y de las recetas cercanas.
Un fuerte abrazo.
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Tomo nota de todo, no conozco nada! Preciosas fotos!.
Muchas gracias!
Querida Maestra, el Priorat, en concreto, os encantará <3
Ya estoy haciendo el macuto para ponerme en ruta, ¡me encantan todas tus propuestas!
Cuánto me alegra que te hayan gustado. ¡A disfrutar! <3
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