Te encuentro en una mariposa que revolotea a mi lado, en una tórtola que se para en la barandilla del balcón y me observa escribir. En una frase tuya que ahora es mía, o que escucho en alguien a quien quiero. En un aprendizaje. En el recuerdo. En la emoción que me eriza la piel al volver a pasar por aquella plaza donde descubriste que el mundo podía ser un lugar diferente. En el canto de los pájaros. En la conciencia de que si soy un poco mejor, si somos un poquito mejores fue en parte gracias a ti. No fue, es gracias a ti. Y a ti.
Te siento a veces cuando camino y cuando no camino. Te pienso y te hablo y no me siento extraño por hacerlo. Y aunque agradezco haberos conocido y disfrutado –qué gran privilegio ha sido el nuestro- en ocasiones me dejo arrastrar un poco por la rabia de la injusticia. Porque habiendo tanta gente que podría haberse ido has tenido que ser tú. Y también tú. Y tú.
Me dejo envolver por la rabia lo justo, no quiero recrearme, no quiero que gane, no quiero que ése sea tu legado.
Admiro a la gente de México que pone altares y celebran con música, comida, bebida y honores a sus seres queridos que han partido, a las personas honorables que nos han iluminado. Envidio su capacidad para relacionarse con la muerte, incluso con la propia muerte de una manera dulce. No, tampoco idealizo, sé que sufren, pero siento que integran de otro modo, más amable, a quienes os fuisteis. Corrijo: no te has ido, no os habéis ido, qué manía de hablar en pasado. No hay pasado si te pienso ahora, en el presente.
Lo sé porque hace poco pude recorrer las habitaciones donde resonaba tu risa, las calles que conocías al dedillo, el río y las huertas que valorabas. ¿Por qué vuelvo a no hablar en presente? Hablaré en presente. He recorrido esas habitaciones, esas calles, ese río y esas huertas y te he vivido. De hecho te vivo. A ti. Y a ti. Aquí. Ahora mismo.
Gracias por habernos hecho mejores personas, por el amor, la generosidad, la inteligencia. Sí, gracias porque gracias a ti, y a ti, la vida nos encuentra mejores.
Gracias por estar. En la mariposa, en la tórtola, en pensar. En el caminar.
Estoy convencido de que siempre vivirán en nosotros. Disfrutemos de los buenos recuerdos (después de permitirnos el tan necesario duelo, por supuesto)
Totalmente de acuerdo ❤️🩹✨