Comerse el Mundo
Este verano me he comido el mundo. Literalmente. ¡Incluso he llegado a mis confines! Sí, me he dedicado a algo que ni el Covid nos ha podido arrebatar: comer, que si ya de por sí disfruto y celebro comiendo, ahora mucho más. Soy tan práctico que si hubiera perdido el sentido del gusto hubiera …