La felicidad de las pequeñas cosas
He aprendido. Que el remedio contra tu secuestro interior no son las palabras, son los cuidados. La paciencia, el no inquietarse, el sonreír pese a la dificultad. He aprendido cómo nutrir los cajones vacíos con fotos antiguas, y con alguna anécdota reciente. Y no me importa que todo ello se cuele por sumideros invisibles. …
